Viajeros del Estrecho

Os ofrecemos un cortometraje documental sobre el Parque Natural del Estrecho, que actualmente se exhibe en el Punto de Información del parque, en Tarifa. Pequeña obra maestra que en pocos minutos nos describe nuestra naturaleza, cultura y riqueza medioambiental.

Viajeros del Estrecho  presenta al parque como un gran cruce de caminos, testigo del paso de innumerables viajeros tanto humanos como naturales. El narrador es el faro de Tarifa, situado en la isla en la que confluyen el Atlántico y el Mediterráneo, construido sobre una antigua torre almenara y privilegiado testigo de lo acontecido en este estratégico espacio.

En la exposición, el audiovisual se proyecta desde una maqueta de gran tamaño del propio faro, desde su linterna, como si de la luz del faro se tratara……Pero aquí va, para los que no podáis desplazaros, por ahora… Esperamos lo disfrutéis con nosotros.

Así se creó el Estrecho de Gibraltar

Estrecho de Gibraltar

Un Estrecho de seis millones de años

Para comenzar esta historia, explicaremos que el Arco de Gibraltar es la región geológica que corresponde a la cordillera arqueada que rodea el mar de Alborán. En este artículo explicamos la historia y cómo fue el origen geológico del Estrecho de Gibraltar.

 

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Imagen del Arco de Gibraltar en su estado actual.

“El sistema del Arco de Gibraltar es uno
de los
accidentes geográficos más peculiares de la Tierra
porque tiene la curvatura más cerrada de todoslos que existen”.

Por qué se cerró la conexión entre el Mediterráneo y el Atlántico

Tenemos que remontarnos nada menos que a hace 26 millones de años cuando se inició la apertura del Mediterráneo occidental pero no fue hasta hace unos 15 millones cuando por fin adquirió una forma semejante a la actual.

No solamente nuestro Estrecho es una de las zonas geográficas más peculiares a nivel geológico, sino que ya desde la Antigüedad tuvo una relevancia histórica para navegantes y comercio.

En la antigüedad, el Estrecho de Gibraltar marcaba el fin del mundo conocido para los navegantes y era fácilmente identificable por las dos «Columnas de Hércules»: al norte, el Peñón de Gibraltar, y al sur, el monte Musa. Estas columnas figuran a ambos lados del escudo de España desde el siglo XVI, acompañadas del lema Plus Ultra (más allá), pues tras el descubrimiento de América se quedó obsoleto el antiguo Non Terrae Plus Ultra (no hay tierra más allá).

Como curiosidad, contaremos que hasta hoy en día, todavía algunas monedas (entre ellas el dólar) mantienen la imagen de las Columnas de Hércules rodeadas por la cinta con el lema que aparecía en los antiguos reales de a ocho españoles, que durante siglos fueron la principal moneda utilizada en el comercio internacional entre Europa, América y Asia.

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Real de a ocho español de 1768, con las Columnas de Hércules y el que pudiera ser el origen del símbolo del dólar

Pero volvamos a los lentos movimientos de placas que siguieron modificando la salinidad de nuestro Mediterráneo. Mucho después, hace unos 6 millones de años, ocurrió algo que provocó, en primer lugar, el aislamiento del Mediterráneo y, posteriormente, de nuevo su apertura, formándose lo que hoy conocemos como el Estrecho de Gibraltar

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Reconstrucción del arco. Cada línea representa un periodo.

 

A lo largo de millones de años, los bloques han ido rotando sobre sí mismos

Mediante la reconstrucción del arco, los geólogos han comprobado que junto con la convergencia de los continentes se produjo otro fenómeno en el límite de las placas de Iberia y África. En esa zona existen grandes bloques de tierra que pueden llegar a medir 300 kilómetros de largo por 150 kilómetros de ancho y que forman parte de los extremos de ambos continentes. A lo largo de millones de años, estos bloques han ido rotando muy lentamente sobre sí mismos. En el caso de la cordillera bética, la rotación ha seguido el sentido de las agujas del reloj y la cordillera del Rif, el sentido opuesto.

La sorpresa para los investigadores no sólo ha sido la existencia de estos bloques, sino la velocidad, desde el punto de vista geológico, a la que han rotado.

Entre las placas de África e Iberia, que siguen estando en constante acercamiento, se encuentran las cordilleras de las zonas béticas y el Rif.

Mucho tiempo antes, mediante la colisión de ambos continentes, se habían creado varias cadenas de montañas que forman lo que los geólogos llaman el sistema del arco de Gibraltar. Fue precisamente esa rotación de los bloques lo que provocó hace seis millones de años el cierre de la conexión Atlántico-Mediterráneo, así como la posterior apertura del Estrecho de Gibraltar.

Hace 6 millones de años, llegó un momento en que África siguió este movimiento hacia el noroeste, de forma que fue surgiendo un relieve lo suficientemente grande como para impedir la conexión entre el Atlántico y el Mediterráneo y por eso se cerraron los dos corredores que conectaban ambos mares.

En esa época, el agua que llegaba al mar desde los grandes ríos que desembocan en el Mediterráneo; Como el Ródano, el Ebro, el Nilo o el Danubio, no era suficiente para compensar la evaporación, por lo que el nivel del mar bajó a entre 1.500 y 1.700 metros por debajo del Atlántico.

La gran concentración de sal que se dio en el agua provocó el depósito de grandes cantidades de sales en el fondo marino alrededor de los límites del Mediterráneo.

Así pues, el conjunto único de rotación y equilibrio de evaporación y salinidad dieron lugar a este entorno único en el mundo, El arco de Gibraltar.

 

La tienda con la terraza, al fondo el monte Abyla.

Os contaremos, que el mejor lugar para contemplar el Estrecho de Gibraltar, al menos en el lado europeo, es la carretera que conecta Algeciras y Tarifa, que zigzaguea abriéndose paso a través de los montes cubiertos de vegetación. Desde su mirador, en los días claros entre cambio de vientos, se pueden contemplar perfectamente todos los detalles de la costa marroquí, incluyendo las casitas, las turbinas eólicas y las grandes grúas del nuevo puerto de Tánger Med.

 

 

 

 

Fuentes:

Universidad de Granada

Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra.

El País

Pablo de Olavide

Marya G. Nieto