Conservera de Tarifa y la COVID-19

La vida en Tarifa comienza poco a poco a recuperar su pulso habitual. Las playas ya están abiertas y el cielo ha recuperado el color de las cometas, la gente pasea por las calles blancas de la ciudad y las mesas de las terrazas de los bares ya exhiben esas raciones de pescado y marisco que son capaces de quitar el sentío. Pero, ¿qué ha pasado durante estos complicados meses en Conservera de Tarifa? ¿Cómo hemos enfrentado las dificultades y nos hemos adaptado a las nuevas medidas? Jorge García, Jefe de Calidad de Conservera, nos relata cómo la marca ha vivido la adaptación de la fábrica con las nuevas medidas sanitarias derivadas de la pandemia de la COVID 19.

La declaración del estado de alarma

Los días previos a la declaración del estado de alarma ya se percibía la extrañeza de la situación y, aunque al principio no afectó mucho al trabajo en fábrica y se pudo continuar al ritmo habitual, a medida que avanzaron los días y con las medidas de limitación de movimiento ya instauradas, se agotó la materia prima y fue entonces cuando se tomó la decisión de parar la producción. La estiba, el pelado, envasado y etiquetado se detuvieron pero continuó la recepción de pescado y el trabajo de almacén y oficinas. Esta situación se mantuvo durante casi un mes hasta que se pudo retomar la actividad en fábrica, eso sí, con nuevas medidas y flujos de trabajo implementados.

Medidas Conservera de Tarifa debido a la COVID-19

El regreso a fábrica implicó la adopción de nuevos protocolos para los trabajadores de Conservera de Tarifa. Se implantó el uso de nuevos materiales de protección individual, como pantallas, y se reforzó el de otros de los que ya se disponía, como los guantes y mascarillas. El paréntesis de cierre fue positivo para poder conseguir un mejor y más fácil abastecimiento de EPIs, a diferencia de lo ocurrido durante los primeros días del estado de alarma. También se instauraron turnos de entrada y salida de fábrica para evitar aglomeraciones y se estableció una mayor separación entre las trabajadoras para cumplir con las distancias de seguridad. Una de las medidas más significativas fue la de separar en compartimentos los diferentes sectores de trabajo en Conservera. Por un lado, se aisló a los empleados de las oficinas (administración, departamento comercial y dirección), por otro, a los del almacén (mantenimiento y gestión de esa sección) y, por último, la zona de producción (cocción, recepción de pescado, estiba, esterilización, estuchado y etiquetado y el área de calidad). El Jefe de Producción y el de Calidad se encargaron de coordinar y facilitar el trabajo entre los tres sectores para evitar el flujo de personal, limitar al máximo los movimientos y que, en caso de que se diera un posible contagio, no afectara al resto de la plantilla. Estas medidas, junto con la extrema precaución en la higiene y las distancias de seguridad, han resultado ser muy positivas y eficaces para que Conservera pudiera desarrollar su trabajo sin incidentes.

¿Qué ha cambiado durante este tiempo en Conservera de Tarifa?

Jorge García asegura que las nuevas medidas, a excepción de las distancias de seguridad, no difieren mucho de las que ya se usaban y que son las propias de los sistemas de trabajo que deben  mantener las empresas de este sector alimentario. Los trabajadores y las estibadoras han recibido de forma positiva el uso de nuevos materiales y, aunque en un principio pudieran resultar algo incómodos, todos entienden y aceptan la necesidad de su utilización. Reconoce que esta complicada situación también ayuda a dar un salto de calidad y que muchas de estas medidas han venido para quedarse y persistir en el tiempo como nuevos estándares de trabajo y seguridad.

La calidad, lo primero

Uno de los primeros valores que aprendió Jorge García cuando entró a trabajar en la empresa es que “aquí producimos con calidad” y estos altos estándares son los que los consumidores encuentran en las latas de conserva de Conservera de Tarifa. La marca no solo conserva buen pescado, también conserva los valores tradicionales con los que nació, aquellos que marcan la diferencia y que buscan, por encima de todo, la calidad del producto y la confianza del consumidor. A ese consumidor selecto y que elige con cuidado lo que compra, es al que se dirige Conservera para hacerle partícipe del espíritu de la marca a través del blog, las redes sociales o las entrevistas y reportajes sobre lo que sucede dentro de la fábrica. Para mantener su confianza es esencial que el consumidor sepa qué va a comprar, y para conseguir que esos niveles de calidad perduren, también resulta muy importante el empeño que ponen las estibadoras en un trabajo cuidado y desarrollado con cariño y esmero. A ellas se refiere el Jefe de Calidad como el corazón de la fábrica y reconoce que “sin ellas no estaríamos haciendo nada”. Por eso es consciente de la importancia de implicarlas dentro de la empresa, de que se sientan parte de ella y que tomen responsabilidades como han hecho durante estos momentos tan complicados. El trabajo que solo las manos expertas de las estibadoras saben hacer, es lo que según Jorge García “da valor a nuestros productos”.

El Espacio Gourmet

Aunque la tienda tradicional de Conservera ha permanecido cerrada hasta hace poco, los pedidos online se han disparado durante todo el estado de alarma. Jorge García lo asocia a que el consumidor dispone de más tiempo para seleccionar lo que compra, ya no es una visita al supermercado comparando precios y eligiendo los productos más baratos para la cesta de la compra. Ahora hay tiempo para los caprichos y para contrastar los productos según los comentarios, origen y certificados de calidad. También considera que el miedo ha empujado a muchas familias a hacer acopio de determinados productos y, aunque las conservas no han vivido un fenómeno como el del papel higiénico o la levadura, sí han sido parte importante de la alimentación de muchas casas. Con el Espacio Gourmet ya abierto se espera que, poco a poco, se reactive lo que para Conservera es uno de sus grandes pilares: la tienda tradicional. Para la seguridad de los clientes y empleadas se han establecido zonas de recepción, horarios reducidos que ya han vuelto a la normalidad, pantallas protectoras, cartelería informativa y una extrema precaución en la limpieza e higiene.

Mayo es el mes en el que, en un año normal, Tarifa empieza a recibir las primeras avalanchas de visitantes. En Conservera de Tarifa la producción sigue su ritmo y se espera que la línea ascendente se mantenga y se siga acercando a los clientes aquello que la empresa tanto se esfuerza por conservar: pescado de excelente calidad y elaborado de forma artesanal para lograr los más altos niveles de calidad. Y es que como dice el lema de la marca: conservar es lo nuestro.

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