La melva un preciado pescado y escaso tesoro.

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La melva es alargada, redondeada y compacta, con unas aletas dorsales más bien separadas en comparación con otros túnidos. Sin embargo contiene las mismas bondades que cualquier otro pescado azul (es rica en proteínas, pero baja en grasas y calorías). Las zonas de desove suelen estar bastante cerca de las costas, en aguas bastante cálidas. De ahí su entrada masiva al Mar de Alborán en los meses de junio y julio. Es un pescado preciado y un escaso tesoro desde estos últimos años.

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La temporada de la melva, comienza una vez a finales de agosto y se extiende sólo hasta principios de octubre

calendario

Aquí encontramos la diferencia entre las dos: la de almadraba y la canutera.

Melva almadraba: típica del Mediterráneo, es muy similar al atún, tanto, que en ocasiones se pueden llegar a confundir. Tiene una cabeza púrpura o negra y su carne una vez cocida es rosácea y exquisita. En Conservera de Tarifa la preparamos para cocinas del más alto nivel

Melva canutera: es algo menor que la de Almadraba y tiene una carne muy fina y ligera, pero en vez de tener tonos rosáceos, como la primera, en este caso su carne tira más a los tonos blancos. Es una especie muy presente en el Estrecho y que, además, es muy valorada por los paladares más finos. Su sabor y sus sobresalientes virtudes nutritivas son su mejor carta de presentación

La primera es más grande y tiene más concentración de grasa; la segunda, más pequeña, tiene una textura más carnosa y un sabor más intenso. Suele tener una presentación más gourmet.

En Conservera de Tarifa garantizamos su calidad y valor, Avalado a nivel europeo por el Consejo Regulador de La Indicación Geográfica protegida Caballa de Andalucía y Melva de Andalucía. Su propio sello, toda una garantía de calidad.

EL CONSEJO REGULADOR DE LAS INDICACIONES GEOGRÁFICAS PROTEGIDAS CABALLA Y MELVA DE ANDALUCÍA GARANTIZA UN PRODUCTO NATURAL ELABORADO POR TÉCNICAS TOTALMENTE ARTESANALES.

logo consejo de regulacion

Las marcas andaluzas, como Conservera de Tarifa, que cumplimos este requisito somos sometidas a rigurosos controles, Desde la compra de la materia prima, los procesos utilizados en su elaboración, hasta la obtención del producto final: LAS CONSERVAS.

Andalucía regulación de la pesca

Por eso, cuando una marca ostenta el distintivo del Consejo Regulador está garantizando al consumidor un producto con las máximas condiciones de calidad y elaborado de manera artesanal.

Campaña de pesca Consejo Regulador 2022.

Andalucía certificó 7.100 toneladas de melva y caballa con distintito IGP en 2022, un 20% menos (Fuente: Agridiario.com)

Respecto a la melva, el año ha sido “desastroso, muy malo, tan malo que es el peor de fabricación del Consejo Regulador porque venimos arrastrando malas épocas y ya en 2022 se ha dado muy poco”.

La melva, en la pasada campaña alcanzó las 600 toneladas, un 30 por ciento menos que en 2021. En Conservera de Tarifa, dependemos de las cuotas admitidas y las compañas de pesca responsable. De ahí, la escasez de producto que vamos a sufrir hasta la próxima campaña que comenzará en verano del 2023, hasta septiembre, nuestro stock será muy limitado y escaso.

ahora mismo, en el mercado, las fábricas que certifican productos IGP Melva de Andalucía, no están abasteciendo lineales porque no tuvieron suficiente materia prima PARA LA FABRICACIÓN DE CONSERVAS”.

En Conservera de Tarifa, ya tenemos roturas de stock, por eso deseamos avisar a nuestros clientes del porqué de esta ausencia. Proponemos hacer un esfuerzo para alargar el stock actual lo máximo posible. De ahí, la limitación de cantidad en nuestra tienda.

Animamos a los conocedores de nuestras conservas a probar nuestra melva Canutera, hermana pequeña, más suave y delicada al paladar. Puede aprender más sobre la Melva Canutera en nuestro artículo publicado hace 2 años muy de actualidad: La Melva Canutera: Pescado de temporada delicioso y muy demandado

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Descubre la Melva Canutera - Ir a la Tienda

Paciencia, el mar proveerá mientras respetemos a sus especies y entorno.

Historia de conservas y conserveras en El Estrecho de Gibraltar

historia de la conserva

Hay un gran salto en el tiempo entre el garum de Baelo Claudia y la melva Andalucía de Conservera de Tarifa. Pero tienen un importante nexo en común, y ese nexo es la tierra. La tierra, o las aguas, las que bañan el litoral gaditano que se cruzan en El Estrecho, entre África y Europa y que unen el Atlántico con el Mediterráneo. Siempre decimos que la trayectoria de Conservera es centenaria, que se remonta nada menos que a 1910. Pero, tal vez, siendo honestos, debamos mirar todavía más atrás en el tiempo para contemplar siglos y siglos de tradición conservera en la zona. Hoy queremos hablaros de nuestra historia, que es también la historia de todas las fábricas que han nutrido Tarifa, que han bebido de una cultura de elaboración artesanal de la conserva y venerado la calidad del pescado de nuestras costas. Hoy hablamos de la historia de las conservas en el Estrecho de Gibraltar.

La importancia de la historia de las conservas en El Estrecho

La pesca y la explotación de los recursos del mar han sido la principal fuente de alimentación de nuestra tierra desde la Antigüedad y uno de los principales motores económicos de los pueblos costeros. Las factorías de conservas de la zona se establecían de acuerdo con la ruta migratoria de los atunes, que se dirigían durante los meses de mayo y junio desde las frías aguas atlánticas hasta el cálido Mediterráneo para desovar. El Estrecho resultaba un punto clave y estratégico para su captura, de ahí que a día de hoy la Bahía de Cádiz sea una fuente rica de información de la que beben investigadores y arqueólogos para trazar el esquema de las fases de la actividad pesquera de antes, desde los métodos de captura de los peces hasta su comercialización, pasando por su transformación y conservación.

El sur de Hispania, durante el Imperio Romano, era el principal productor de salazones y salsas de pescado, como la famosísima garum. Sin embargo, el origen de la tradición de la salmuera en la región gaditana se remonta todavía más atrás, hasta la época en la que los fenicios pasaron a convertir la pesca de mera actividad de subsistencia en un recurso básico estratégico que acabaría desembocando en su industrialización en el siglo V a.C.

Orígenes de las conservas en la época Fenicio-Púnica

Aunque hasta ahora apenas se dispone de documentación sobre los salazones prerromanos que se ubicaron en el entorno de las Columnas de Hércules, se sabe que existieron chancas y alfarerías próximas a los asentamientos urbanos dedicadas al negocio conservero, como el cerro del Prado, en la bahía de Algeciras y anterior a Carteia, que representa un importante yacimiento fenicio para el conocimiento de las pesquerías del momento. 

Durante la época fenicia-púnica en la zona, se dio el paso del autoconsumo y autoabastecimiento de la pesca a una explotación con fines comerciales y se abandonó la pesca no selectiva en pro de una explotación concreta. Los investigadores hablan del Círculo del Estrecho o de la Liga de Gadir, como la suma estratégica de fuerzas y alianzas de la zona por el desarrollo pesquero y las técnicas de conservación del pescado, algo que favoreció además el comercio regional y a larga distancia. De esa época se conservan, además, amuletos, anillos y monedas con iconografía de peces, que dejan patente la veneración de los fenicios por el mar, así como el impulso de otras actividades que vieron potenciado su desarrollo, como la extracción de sal, la construcción naval, la confección de redes y cordelería o la producción cerámica. Todo ello contribuyó a la creación de rasgos identitarios comunes en la zona que, de algún modo, han perdurado a lo largo de la historia y que definen gran parte de nuestra cultura y de la historia de las conservas.

Saladeros romanos de Baelo Claudia

El paso de los fenicios y sus aportaciones tecnológicas sentaron las bases de lo que acabaría significando Baelo Claudia que, aunque fundada en el siglo II a.C. fue durante el Imperio Romano cuando vivió su época de máximo esplendor, cuando acuñaban su propia moneda y contaban con gobernantes electos. Cerca de Tarifa y de Gadir, nombre latino de Cádiz, el asentamiento de Baelo Claudia se erigió como una importante industria de productos del mar, con sus famosos salazones de pescado donde se elaboraba el codiciadísimo garum, una salsa a base de intestinos, gargantes, fauces y otros despojos de pescados azules. La técnica de salazón del pescado y otras de preservación como el secado o el ahumado, permitieron la conservación del producto durante largos períodos y convirtieron a la región en un importantísimo centro de comercio y distribución.

El uso de redes para la pesca, estampa habitual todavía hoy de la costa gaditana, también fue herencia de los fenicios, una técnica que más tarde los romanos consolidaron con el extendido uso de la almadraba. De ella habla Opiano en el siglo II d.C. en su obra Halieutica, o De la Pesca: «[…] se despliegan todas las redes a modo de ciudad entre las olas, pues la red tiene sus porteros y en su interior puertas y más recónditos recintos. Rápidamente los atunes avanzan en filas, como falanges de hombres que marchan por tribus, unos más jóvenes, otros más viejos, otros de mediana edad, y se derraman dentro de las redes, todo el tiempo que ellos desean y la cantidad que admita la capacidad de la red. Y rica y excelente es la pesca».

Conservera y su herencia milenaria

historia Conservera de Tarifa

Conservera de Tarifa es fruto de la trayectoria de las hasta 11 fábricas de conservas que llegaron a convivir en la ciudad de Tarifa a comienzos del siglo XX. La más antigua, La Tarifeña, nació en 1910 y perdura hoy como la firma más longeva de conservas artesanales de pescado de la provincia de Cádiz. Nosotros hemos recogido el testigo de la fusión de muchas de esas factorías y hemos querido mantener los estándares de calidad del trabajo manual y tradicional de la zona.

La pesca, el procesado, el consumo del atún y de otros escómbridos, y su comercialización dentro y fuera de la región, son señas de identidad del Estrecho de Gibraltar que perduran en nuestros días desde mucho tiempo atrás. Por eso, en Conservera, sabemos que lo que conservamos no solo es el pescado, sino también una larga tradición y cultura que define a nuestra tierra, nuestras aguas y nuestras gentes.

 

Tarifa y el viento

Tarifa y el viento

Si hay un lugar famoso en España por su viento, esa es Tarifa. La situación geográfica de Cádiz favorece un régimen de vientos muy especial que hace que la zona esté expuesta al azote del aire más bravo, el levante, durante una media de 165 días al año. El levante, y su inseparable compañero, el poniente, modelan también la orografía de las playas gaditanas e incluso en ocasiones llegan a desplazar la inmensa duna de Bolonia. En Conservera hemos querido dedicar un espacio en nuestro blog a ese habitante siempre presente en las blancas calles tarifeñas. Porque, ¿qué sería de Tarifa sin sus vientos?

Historia y mitología del viento

Empezamos hablando de la naturaleza del viento y de sus tipos. Los vientos se nombran y diferencian según la dirección desde la que soplan. La rosa de los vientos, un círculo dividido en secciones, indica la dirección o rumbo del aire, y aunque la división más conocida es la de norte, sur, este y oeste, este símbolo señala hasta 32 rumbos y vientos posibles.

La mitología griega atribuía los cambios del clima a la actividad divina y al antojo de sus dioses. El viento se asoció con los cuatro dioses Anemoi, cada uno de ellos unido a un rumbo del viento y una estación del año diferente. Así, Bóreas era el dios del viento del norte, frío e invernal, Céfiro el del oeste, suave y portador de la primavera, Notus, llegaba del sur, cálido y seco junto con el verano, y Eurus se vinculaba con las tormentas de viento más agitadas.

viento Tarifa

La energía eólica en Cádiz

Pero más allá de la mitología, conocer los secretos del viento ha supuesto una herramienta fundamental para el hombre y para el funcionamiento de las sociedades. Hasta la llegada de los barcos de vapor, en el siglo XIX, era clave para los desplazamientos de personas y bienes en altamar y para los grandes veleros que combatían en las guerras. También servía para moler grano o extraer agua, aunque en la actualidad, eso viejos molinos han sido sustituidos en su gran mayoría por aerogeneradores. Así es como el viento se ha convertido en una de las mayores fuentes de energía renovable. En Tarifa, precisamente, se encuentra el parque eólico El Cabrito, el más antiguo de la provincia de Cádiz, que genera una media anual de 112 gigavatios hora de energía limpia. Esto representa un suministro de energía renovable equivalente al consumo de cerca de 30.000 hogares y evita la emisión a la atmósfera de 107.000 toneladas de CO2 en centrales de carbón. Pero el viento no solo es una fuente de energía para la zona, también lo es para el turismo.

El secreto del viento en Tarifa

¿Qué convierte a Tarifa en una de las grandes mecas del viento? El Mediterráneo se transforma en océano desde el Parque Natural del Estrecho hasta la playa Dos Mares. Al fondo, África casi parece poderse tocar con los dedos. Y entre las dos tierras, un pasillo de agua acoge barcos, ventoleras, aves migratorias y avistamientos de cetáceos.

Dicen que en Tarifa la vida cambia según el viento. Y es cierto. El de Levante es intenso y produce vientos medios sostenidos de 50 kilómetros por hora y rachas que pueden incluso superar los 110 km/h. Esto ocurre por el denominado efecto venturi, que se produce cuando para atravesar el embudo del Estrecho, el viento de levante aumenta su velocidad. Las grandes levanteras soplan entre los meses de mayo y junio y pueden llegar a durar entre siete y diez días consecutivos. Es entonces cuando los paseos y playas quedan desiertas, castigadas por ese aire bravo que levanta arena, olas, toallas y sombrillas a su paso. El viento de poniente, sin embargo, llega desde el oeste, desde donde el Sol se pone, y deja la mar tan calma que arruina los días de todos aquellos que se han acercado hasta las playas de Tarifa para practicar windsurf o kitesurf.

viento Tarifa

Qué hacer en Tarifa cuando sopla El Levante

El viento, aunque casi siempre incómodo y denostado en otros destinos de playa, ha esculpido Tarifa y le ha otorgado esa naturaleza surfera suya tan característica. Eso sí, visitar la zona en verano puede ser como echar una moneda al aire y, si lo que el viajero busca son días de arena y sombrilla y se topa con el Levante, probablemente tendrá que cambiar de planes y preguntarse qué hacer en Tarifa cuando sopla el viento. 

Ante una gran levantera, se pueden visitar los monumentos más emblemáticos de la localidad, declarada Bien de Interés Turístico Nacional en 2003, y conocer así el Castillo de Guzmán El Bueno, la Puerta de Jerez y la Iglesia de San Mateo. O perderse por sus serpenteantes calles blancas llenas de comercios, bares y restaurantes. O visitar La Conservateca, la tienda tradicional de Conservera, en la Carretera Cádiz-Málaga, 11, donde el visitante encontrará un gran surtido de productos gourmet elaborados cada día de forma artesanal por nuestras estibadoras, y llevarse así a casa un pequeño pedazo de Tarifa.

Conservateca Tarifa

Imagen de portada: cedida por @marcomoraphotography

Se detecta un nuevo solitón en El Estrecho, un fenómeno marino pocas veces visible

solitones El Estrecho
solitones El Estrecho

El Estrecho es un enclave privilegiado, el punto de unión entre Europa y África, donde las aguas del Mediterráneo y del Atlántico se abrazan. Sus parques naturales y zonas protegidas son famosas por su biodiversidad, muy populares por ser un lugar de paso y descanso en la migración de las aves y un sitio idílico para el avistamiento de cetáceos.

También para la pesca de especies sorprendentes como el Atún Rojo Salvaje del Estrecho, que en su ruta migratoria deja imágenes fascinantes en nuestras aguas y auténticos manjares en nuestras mesas. Y en ocasiones, el Estrecho incluso llega a regalar fotografías como la que el 28 de mayo capturó el satélite Sentinel 2, del programa de la Unión Europea Copernicus. Se trata de uno de los secretos mejor guardados de la zona, un fenómeno oceanográfico que rara vez puede detectarse en la superficie marina: un solitón.

Qué son los solitones

Los solitones son ondas de gravedad que se producen debido a las fluctuaciones de densidad dentro del agua provocadas por cambios en la temperatura o salinidad, como consecuencia de rupturas en las placas continentales o de encuentros con montañas subterráneas.

La primera vez que estas extrañas olas submarinas fueron detectadas ocurrió muy lejos del Estrecho, en aguas del Ártico. En 1893, durante su expedición al Polo Norte, el explorador y científico noruego Fridtjof Nansen descubrió una anomalía en la navegación. Pese al buen estado de su barco y de los motores, no podía avanzar. Nansen, que más tarde se convertiría en Premio Nobel de la Paz y en una de las figuras más importantes de la historia noruega, denominaría a este fenómeno “agua muerta”. En 1904, Vagn Walfrid Ekman, físico y oceanógrafo sueco, identificó que el suceso se debía a una extraña ola submarina desconocida hasta el momento. La comunidad científica se ha afanado, desde entonces, en encontrar una explicación para este fenómeno. Hoy se conoce que, además de en la superficie, las olas también se producen en las profundidades, con hasta 100 metros de altitud y extensiones de cientos de kilómetros. Estas grandes masas de agua generan una onda interna que son invisibles desde la costa o desde un barco, pero su efecto sí es perceptible durante la navegación, invisibilidad que provocó que este fenómeno fuera durante un tiempo un auténtico misterio para la comunidad científica.

El Estrecho de Gibraltar: un enclave propicio para los solitones

solitones El Estrecho

La Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos sostiene que el Estrecho de Gibraltar cuenta con todos los condicionantes para que puedan darse  solitones en la zona. El Estrecho actúa como punto de intercambio en el flujo entre las aguas del Mediterráneo y del Atlántico. Las olas que se generan lo hacen por el flujo de marea hacia el este a medida que fluye sobre la Punta Camarinal, en Tarifa, generando ese efecto que normalmente es invisible y que hace pocos días los satélites pudieron detectar, con forma de anillos en el agua, gracias al reflejo del sol. En 2017 ya se consiguió un registro de un satelitón en nuestras aguas gracias, en aquella ocasión, al satélite Terra MODIS de la NASA y, unos años antes, en junio de 2004, desde la Estación Espacial Internacional.

El Estrecho de Gibraltar es un paraíso natural, no solo por la variedad de sus vientos que hacen de Tarifa la meca del kitesurf o por su enclave privilegiado para el senderismo en el Campo de Gibraltar, también lo es para la comunidad oceanográfica, que además de estudiar las fascinantes rutas migratorias del atún rojo, también recibe, aunque en contadas ocasiones, la oportunidad de contemplar fenómenos naturales insólitos como son los solitones.

Descubre las mejores rutas de senderismo del Campo de Gibraltar

rutas senderismo Tarifa

Amanece en Tarifa. Es temprano todavía y el sol empieza a regar de luz las playas de la zona, las casas blancas de la ciudad. Dentro de poco, en el mes de mayo, el atún rojo llegará a la costa gaditana, atravesando en su viaje el Estrecho para desovar en el Mediterráneo. Es primavera, y en el Campo de Gibraltar huele tanto a naturaleza viva que es imposible no pensar en un paseo al aire libre. El 60% del suelo municipal de Tarifa se encuentra oficialmente protegido y está incluido en una Reserva Intercontinental de la Biosfera. Es esta la estación perfecta, el momento idóneo para salir a conocer los más de setenta senderos señalizados de la zona. Hoy te contamos algunos de los más imprescindibles.

Parque Natural de los Alcornocales

El Parque Natural de los Alcornocales es un auténtico laberinto vegetal de espesos bosques, angostos barrancos y suaves montañas que se agolpan a modo de muralla mirando al mar entre las provincias de Cádiz y Málaga. Estamos ante el mayor alcornocal de España, uno de los pocos lugares del mundo donde estos árboles siguen en pie y donde todavía continúa la cosecha de corcho. También, ante la última selva subtropical de Europa, el pulmón de la provincia gaditana.

A lo largo de su 165.000 hectáreas, se pueden encontrar hasta dieciocho tipos de aves rapaces, desde cernícalos o milanos hasta buitres leonados, y un buen número de pequeños pájaros que surcan sus cielos o se cobijan en sus tajos. También caballos en libertad, corzos moriscos, tejones y cabras montesas, entre otras muchas especies. La flora de la zona es exuberante, de ahí que reciba la mención de la selva del Sur de Europa. Alberga árboles que han sucumbido a la fuerza del levante, como los madroños, qujigos, ojaranzos o robles andaluces. Por si fuera poco, desde algunos puntos del parque, las vistas del Estrecho son imponentes y en un día claro se puede incluso atisbar al fondo el Atlas marroquí. Algunas de las mejores rutas de senderismo de la zona son:

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Los Llanos del Juncal

El Río de la Miel

Una niebla densa, gris y fantasmagórica puebla el Bosque de la Niebla de los Llanos del Juncal durante 245 días al año. Los rayos de sol se cuelan entre los helechos de los troncos y los quejigos de la zona. Este es uno de los lugares más singulares del parque y una auténtica cápsula del tiempo. El paisaje es propio de una latitud tropical y de otra edad geológica, concretamente de hace 1,8 millones de años. Los Llanos del Juncal están protegidos como reserva natural, por lo que para practicar senderismo es necesario solicitar una autorización para su visita. 

Distancia: 15,7 km. Tiempo: 5 horas y media. Dificultad: Media.

El Río de la Miel alberga una conjunción de elementos naturales y culturales que lo convierten en un escenario de leyenda. El sendero pasa por el molino de Escalona, uno de los poco que aún funcionan en los Alcornocales y discurre paralelo al río entre una exuberante vegetación. Durante la ruta, se atraviesa un puente de piedra que antes comunicaba la bahía de Algeciras con Medina Sidonia y la Bahía de Cádiz, y que según la leyenda, estaba dominado por bandoleros y asaltadores. 

Distancia: 5 km. Tiempo: 2 horas. Dificultad: Baja.

El sendero de Guadalmesí

La Garganta del Capitán

La traducción del Sendero de Guadalmesí del árabe es Río de las Mujeres. Se trata de una ruta circular que permite transportarse muchos años atrás, cuando en el Mediterráneo existían condiciones de clima tropical con abundante niebla que permitían el crecimiento de árboles pequeños con hojas como las del laurel. Los cambios climáticos de las últimas glaciaciones han hecho desaparecer casi totalmente este tipo de flora en la zona y por eso resulta tan excepcional que se pueda encontrar aquí, en el sur de Europa. 

Distancia: 6,5 kilómetros. Tiempo: 2 horas. Dificultad: Baja.

 

La Garganta del Capitán es un verdadero tesoro natural poblado por bosque de laurisilva con alisos, fresnos, laureles y quejigos. La ruta pasa por molinos harineros a orillas del arroyo, tumbas de la Edad del Bronce talladas en la roca de arenisca y acaba en una bucólica cascada que, según la leyenda, guarda la lápida del Capitán, un bandolero abatido en los montes de Algeciras. Para los valientes: un baño en la Garganta del Capitán puede ser de lo más refrescante. 

Distancia: 6,9 km. Tiempo: 3 horas. Dificultad: Media.

Parque Natural del Estrecho

El Parque Natural del Estrecho se caracteriza por su diversidad y por ser uno los más desconocidos de la provincia de Cádiz. En él se puede disfrutar de rutas por playas como la de Los Lances, en Tarifa, que tiene una protección de Paraje Natural o la de Bolonia, de grandes dunas como la de Valdevaqueros o la icónica de Bolonia, declarada Monumento Natural, e incluso de ruinas de ciudades romanas, como el conjunto arqueológico de Baelo Claudia.

Pero las grandes protagonistas de este parque natural son, sin duda, las aves. La zona cuenta con casi dos millares de especies autóctonas, de flora, de fauna marina y de aves. Algunas son residentes habituales: el milano negro, la cigüeña blanca, el halcón abejorro o el buitre leonado. Aunque también se pueden avistar águilas imperiales, halcones peregrinos y perdiceras. Esta riqueza se multiplica por el paso de aves migratorias hacia climas más fríos o más cálidos, dependiendo de la época del año. Dentro del Parque del Estrecho se pueden realizar varias rutas de senderismo. Estas son algunas de nuestras preferidas:

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Colada de la Costa

Cerro de Bartolo

La Colada de la Costa se trata de un sendero prácticamente llano que aprovecha la vía pecuaria costera y atraviesa los acantilados del litoral que va desde Algeciras a Tarifa. La ruta discurre por zonas de pastizales costeros y zonas de matorral bajo y goza de unas vistas impresionantes del continente africano. A lo largo del camino se encuentran búnkers, antiguos cuarteles y otras construcciones de vigilancia y defensa. También la antigua torre vigía de Guadalmesí, desde la que se puede contemplar el vuelo de las aves que cruzan el Estrecho. 

Distancia: 11 km. Tiempo: 4 horas y media. Dificultad: Media.

La ruta del Cerro de Bartolo tiene su punto de partida en la playa de Valdevaqueros y acaba en el Cerro de Bartolo, como coloquialmente se conoce al Cerro de San Bartolomé. Durante el recorrido se atraviesa la Necrópolis de los Algarbes y el poblado de Betijuelo. También numerosas fortificaciones militares, un espeso pinar y el Arroyo de los Puercos, ya en el descenso hacia Punta Paloma. Por el camino se puede disfrutar muy de cerca del vuelo de buitres leonados y águilas calzadas, y contemplar las impresionantes vistas de las sierras de la zona, las vastas playas y la costa africana desde Tánger hasta Ceuta, con el imponente monte Jebel Musa en el medio. 

Distancia: 13,8 km. Tiempo: 5 horas 40 minutos. Dificultad: Media.

Sendero Ruta del Buda

La Ruta del Buda se encuentra cerca de La Peña, una formación geológica próxima a la ciudad de Tarifa. El sendero parte cerca de la Torre de La Peña y cuenta con unas vistas inigualables de la costa. El gran premio del recorrido se encuentra al final, donde hace honor a su nombre con un pequeño santuario budista.

Distancia: 8 km. Dificultad: Media.

 

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Imágenes cedidas por la oficina de turismo de Tarifa, para su uso en este medio digital.

Viajeros del Estrecho

Faro de Tarifa. El Estrecho.

Os ofrecemos un cortometraje documental sobre el Parque Natural del Estrecho, que actualmente se exhibe en el Punto de Información del parque, en Tarifa. Pequeña obra maestra que en pocos minutos nos describe nuestra naturaleza, cultura y riqueza medioambiental.

Viajeros del Estrecho  presenta al parque como un gran cruce de caminos, testigo del paso de innumerables viajeros tanto humanos como naturales. El narrador es el faro de Tarifa, situado en la isla en la que confluyen el Atlántico y el Mediterráneo, construido sobre una antigua torre almenara y privilegiado testigo de lo acontecido en este estratégico espacio.

En la exposición, el audiovisual se proyecta desde una maqueta de gran tamaño del propio faro, desde su linterna, como si de la luz del faro se tratara……Pero aquí va, para los que no podáis desplazaros, por ahora… Esperamos lo disfrutéis con nosotros.

Verano en Tarifa

Tarifa_El Estrecho

Es el punto más meridional del continente europeo, donde se unen aguas y continentes, vientos de todo tipo, el olor de la sal, las casas blancas y el sabor del mejor pescado. Tarifa fue durante siglos un enclave estratégico y sirvió de puente entre culturas y pueblos. Puede presumir de contar con restos prehistóricos, vestigios fenicios y, por supuesto, romanos. Hoy es una de las grandes mecas del windsurf y el kitesurf y en ella conviven el más puro carácter gaditano con ambientes chic y cierta esencia hippie que todavía perdura. Os contamos ese algo especial que tiene Tarifa, para enamorar a propios y extraños.

¿Qué hacer en Tarifa? Los mejores planes.

  1. Un paseo por la ciudad

Nada mejor para conocer Tarifa que perdernos entre sus callejuelas del casco antiguo. La Puerta de Jerez hoy en día es la entrada al recinto amurallado y uno de los iconos más reconocibles del casco histórico; Sobre su gran arco central existe una placa que recuerda la gesta de la toma de esta plaza, con una leyenda bajo el escudo local donde se puede leer:

“MUY NOBLE, MUY LEAL Y HEROICA CIUDAD DE TARIFA GANADA A LOS MOROS REINANDO SANCHO IV EL BRAVO, EL 21 DE SEPTIEMBRE DE 1292”.

Dentro, las calles del casco antiguo son blancas y sus patios y balcones están llenos de plantas y columnas de mármol. La calle de la Señora de la Luz, patrona de Tarifa, vertebra la ciudad en dos y desemboca en la principal vía Sancho IV, conocida por los tarifeños como La Calzada, flanqueada por pequeños locales y terrazas donde degustar tapas y platos típicos como las tostas de Atún ahumado del restaurante Siglo XIX o charlar alrededor de un mojito en El Misana, sin olvidarnos de probar antes un delicioso tranvía de la Pastelería La Tarifeña.

Casas de azulejos de colores nos conducen hasta la iglesia de San Mateo, construida sobre los restos de una antigua mezquita a su espalda la pequeña plaza del General Copons, donde dando sombra a nuestros mayores, en el patio del Hogar del Anciano, podremos fotografiar uno de los magnolios más grandes que hayáis podido ver. Seguimos callejeando por la ciudad y saliendo por la Calle Guzmán el Bueno o por la bellísima Alameda daremos con el puerto, desde el que transitan multitud de turistas y pasajeros de los ferries que unen Europa y África o amantes de los cetáceos dispuestos a embarcar en excursiones únicas para disfrutar de delfines, orcas y hasta cachalotes que transitan el estrecho en busca de las cálidas aguas del mediterráneo.

Castillo Guzmán El Bueno, Tarifa

 

Foto cedida por Marco Mora. IG: @marcomoraphotography

Llegamos al Castillo de Guzmán El Bueno, construido en el año 960 y que lleva el nombre del guerrillero cristiano del que se dice que arrojó su cuchillo a los moros para que cumplieran su amenaza y asesinaran a su hijo con tal de no rendir la plaza. Es, sin duda, la joya del patrimonio tarifeño y el segundo monumento califal mejor conservado después de la Mezquita de Córdoba. Las murallas de Tarifa fueron declaradas en 2003 Bien de Interés Turístico Cultural. En su recorrido de 500 metros por las alturas ofrecen una magnífica panorámica de la ciudad en la que en los días claros de poniente se alcanza a divisar las montañas del Rif, que nos recuerdan lo cerca que estamos de Marruecos. Tarifa es la puerta entre África y Europa y desde el Mirador del Estrecho o el de Tafalla, ambos a  sólo unos kilómetros de la ciudad, las vistas son imponentes, miradores privilegiados para los amantes del avistamiento de aves. También el Estrecho es el encuentro entre el Atlántico y el Mediterráneo, un escenario donde cada año se produce la espectacular migración de los atunes rojos de unas aguas a otras más cálidas para desovar. Si nos paramos enfrente de la Isla de las Palomas entenderemos esto bien: a la izquierda, el Mediterráneo; a la derecha, el Atlántico; a un lado y a otro, el viento nos azota con fuerza. Mejor, pensemos en darnos un baño en la playa chica, o sentarnos y disfrutar del espectáculo que nos ofrecen windsurfistas y kitesurfers en la playa del Balneario.

 

 

  1. Un día en la playa

playa Tarifa

 

Foto cedida por Marco Mora. IG: @marcomoraphotography

El entorno de Tarifa es uno de los mejores de la provincia de Cádiz para hacer un buen recorrido playero. Dentro de la ciudad, Playa Chica, la última playa del Mediterráneo, es perfecta si queremos huir del viento de Poniente y alejarnos de las tablas de surf de las playas vecinas. Ya en aguas del Atlántico se encuentra la Playa de Los Lances sur, diez kilómetros de arena dorada casi virgen donde también podremos darnos un buen chapuzón, la playa de Tarifa donde se encuentran las zonas de bañistas y varios chiringuitos de ambiente relajado, y buena música en directo por las tardes . Saliendo de la zona urbana y haciendo frontera con la Laguna, nos adentraremos por la línea de costa en Los Lances sur otros nueve kilómetros de playas flanqueadas de pinares, dunas y las terrazas de los hoteles de la zona de carretera. Aquí se dan cita deportistas, y grupos de jóvenes que se acercan a disfrutar del sol, del mar y, sobre todo del buen ambiente. Famosos son los atardeceres de música y mojitos en la Playa Arte Vida, El tumbao o el mítico Tangana, allí disfrutaremos de su ambiente moderno y chill out. En la Playa de Valdevaqueros el cielo está lleno del color de las cometas; no lo olvidemos, estamos en la meca de los deportes del viento. Entre los Cabos de Gracia y Camarinal encontramos uno de los secretos mejor guardados de los tarifeños: la Playa El Cañuelo, un arenal que ha logrado mantenerse prácticamente virgen, con su aguas cristalinas, su arena fina y su silenciosa tranquilidad. Y, cómo no, la Playa de Bolonia, una de las que nunca faltan en la lista de los mejores arenales del país: salvaje, paradisíaca, a los pies de una imponente duna y muy cerca de la imprescindible Baelo Claudia.

  1. Visita Baelo Claudia

Baelo Claudia

A nuestro paso por Tarifa no podemos dejar de acercarnos a conocer uno de los monumentos arqueológicos más visitados de Andalucía: la antiquísima Baelo Claudia. La villa se fundó en época de los fenicios en el siglo II a.C., pero fue el aprovechamiento de la ciudad que hicieron los romanos lo que la hizo vivir su momento de mayor esplendor como industria de productos del mar. Llegaron a acuñar su propia moneda, elegían a sus gobernantes y en sus salazones se elaboraba el garum, una espesa salmuera a base de intestinos, gargantes, fauces y otros despojos de pescados azules. La salsa era una delicia codiciadísima en la Antigua Roma y que hoy muchos chefs de la zona la rescatan para sus menús.

Un visita cultura muy interesante para planear, incluso en familia, donde recorreréis las calles romanas, descubriréis la organización social, la distribución de las viviendas… Todo ello, gracias a unos guías turísticos que con sus explicaciones dan vida a las ruinas que la historia y el paso del tiempo nos ha dejado.

 

 

  1. Escapadas a los alrededores, naturaleza y deporte

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Foto cedidad por Marco Mora. IG: @marcomoraphotography

A 20 kilómetros de Tarifa se encuentra Algeciras, cuna de uno de los guitarristas más influyentes que ha dado el país y figura clave del flamenco: Paco de Lucía. Otra de las escapadas que podemos hacer es una excursión a la Sierra de la Plata y descubrir tesoros como la cueva del Moro, cuyas pinturas rupestres y grabados de caballos están datados en el paleolítico superior. Y si este verano lo permite, siempre es un buen momento para acercarse a conocer la vibrante y artística Tánger.

Para todos aquellos amantes de los deportes acuáticos, Tarifa es un paraíso para practicar surf, windsurf y kitesurf. Y si uno se queda con ganas de ir mar adentro, siempre puede realizar una excursión de avistamiento de cetáceos, y encontrarse con ballenas, deflines y cachalotes en uno de los entornos más privilegiados para ello: El Estrecho.

Pero si nuestra visita coincide con una de las famosas “levanteras” tarifeñas, no tembléis, mirando hacia el monte Tarifa cuenta con uno de los parques naturales más privilegiados de España Los Alcornocales, 170.000 hectáreas de terreno formado por la masa forestal de alcornoques más extensa del mundo. La amplia oferta de actividades de este espacio natural es inmensa: montañismo -Picacho y el Aljibe-, descenso de barrancos -cañones de la Garganta-, espeleología -Ramblazo-Motilla- o recorrer sus senderos, tanto a pie como en bicicleta o a caballo son solo una muestra. Las aguas del embalse del río Palmones permiten navegar (descenso en kayak, paddelsurf) y, por otra parte, la observación las aves en invernada o durante las migraciones hace de los Alcornocales un paraíso para disfrutar a lo largo de todo el año.

  1. Disfruta de su gastronomía

Callejear por la serpenteante Tarifa significa adentrarse en rincones llenos de contrastes en los que conviven boutiques modernas, locales hippies con influencias marroquís y espacios dedicados al arte.

Pero también mercados de pescado fresco, cafés llenos de encanto y restaurantes, bares y tascas donde disfrutar de algunas delicias gaditanas. En nuestro paseo, no podemos dejar de probar las diferentes propuestas de ensaladilla rusa, sus papas con choco , las huevas de caballala melva, o el pata negra del mar: el Atún Rojo Salvaje del Estrecho. Y si después de nuestro paso por la Costa de la Luz queremos llevarnos a casa el auténtico sabor de Tarifa para repetirlo en cualquier momento del año, nada mejor que hacer una parada en la recién inaugurada Conservateca, en la Carretera Cádiz-Málaga, 11 (justo en la misma fábrica de Conservera de Tarifa). En ella encontrarás el perfecto souvenir gastronómico y un entorno con el que se ha querido homenajear a la trayectoria centenaria conservera de Tarifa.

 

Los misterios del gaditano viento de Levante

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Los misterios del gaditano viento de Levante

Durante 165 días de media al año la provincia de Cádiz está expuesta al azote del viento de Levante.

Una muestra de la importancia del viento en nuestras vidas es que los más frecuentes tienen nombre propio. Nada más oír hablar de Alisios, Gallego, Garbí, Lebeche, Cierzo o Tramontana, entre otros, sabemos qué hacemos referencia a un viento intenso que tiene una dirección preponderante. Los meteorólogos denotamos la dirección del viento con el punto cardinal del que proviene. En el caso de Cádiz, los vientos dominantes son el Levante y su inseparable compañero, el Poniente. El Levante recibe su nombre debido a que es un viento de componente Este, donde el sol levanta cada mañana. De modo análogo, el Poniente recibe su nombre porque el ocaso siempre tiene lugar en el Oeste.

Si hay un lugar famoso en España por el viento es Cádiz. Su situación geográfica favorece un régimen de vientos muy especial. El viento en esta provincia no solo influye en las actividades humanas, sino que también rige los movimientos migratorios de las aves entre Europa y África. También los vientos modelan la orografía de las impresionantes playas gaditanas, donde se puede encontrar la mayor duna de España, en Punta Paloma.

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Dunas de Punta Paloma

El Levante es muy intenso, ya que produce vientos medios sostenidos de 50 kilómetros por horas y rachas que pueden superar los 110 kilómetros por hora. Además, los periodos de viento de Levante, popularmente conocidos como levanteras, pueden llegar a durar de siete a diez días consecutivos, siendo más frecuentes en los meses entre mayo y agosto.

En promedio, hay 165 días al año de Levante en Cádiz

Pero, ¿qué produce este peculiar viento? Estos vientos son generados por dos situaciones meteorológicas diferentes. Una de ellas está relacionada con la situación general meteorológica que afecta a toda la Península. Estos Levantes suelen dar lugar a vientos fuertes más allá del Estrecho, afectando a otras provincias mediterráneas y adentrándose en el Atlántico. La otra configuración meteorológica es más local, y solo afecta al área del Estrecho, siendo esta la más frecuente en verano.

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Imagen 3D del Estrecho de Gibraltar vista desde el Atlántico con España a la izquierda y Marruecos a la derecha. EARTH OBSERVATORY NASA

La explicación tradicional de que la aceleración del Levante en el Estrecho es debida al efecto Venturi no es consistente. El efecto Venturi establece que si un flujo se estrecha, el fluido ha de acelerarse, como por ejemplo cuando apretamos el borde de una manguera para que el agua llegue más lejos. Si el efecto Venturi fuese el responsable de la fuerza del Levante, los máximos de viento deberían de darse en la parte más cercana entre España y Marruecos, y esto no sucede.

La explicación más plausible sobre el origen del Levante está relacionada con un efecto tridimensional debido a la orografía escarpada a ambos lados del Estrecho. Las montañas producen un bloqueo del viento a niveles bajos y una canalización en la zona más baja sobre el mar, dando lugar a patrones de viento más fuertes en la salida del Estrecho.

La peculiar orografía que configura el estrecho paso entre el mar de Alborán y el océano Atlántico dan lugar al Levante, un viento que en Cádiz también es fuente de diversión. Tarifa y sus alrededores están entre los mejores lugares del mundo para disfrutar de actividades deportivas relacionadas con el viento.

El hombre y el viento

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Configuración de las flotas durante la Batalla de Trafalgar, donde el viento débil del nornoroeste jugó un papel relevante. OLADELMAR

El hombre se ha servido del viento desde antaño. Conocer sus secretos ha sido fundamental para el funcionamiento de cualquier sociedad. Hasta principios del siglo XIX, con la llegada de los barcos de vapor, el viento era la mejor fuerza motriz para realizar desplazamientos de personas y bienes. También los grandes veleros eran usados en las guerras, como en la batalla que acaeció en las cercanías del tómbolo de Trafalgar, en 1805. El viento débil fue fundamental en la derrota de la Armada francoespañola en aguas gaditanas, ya que impidió maniobrar rápidamente a los grandes navíos dejándolos a merced de la flota británica.

Lejos del mar, el viento fue utilizado desde antaño para moler grano o extraer agua, como los famosos polders holandeses. Los viejos molinos han dado paso, en muchos lugares, a enormes aerogeneradores, siendo el viento una de las mayores fuentes de energía renovables. En la provincia de Cádiz, hay 73 parques eólicos. Generan una potencia que ronda los 1.400 megavatios, lo que supera la potencia generada por cualquiera de las centrales nucleares españolas.

 

Txt ref: EL PAÍS. DANIEL SANTOS MUÑOZ

Tarifa. Historia y emplazamiento

Tarifa: su historia y emplazamiento

La historia de Tarifa tiene que ver mucho con su emplazamiento geográfico. La ciudad comienza con las primeras llegadas de los íberos, los fenicios, los griegos y los cartagineses, grandes comerciantes todos ellos, que vieron este lugar y su situación geográfica un punto fundamental y un hábitat privilegiado.

Punta Marroquí, es un promontorio situado en el extremo suroeste de la isla de las Palomas o Isla de Tarifa, constituye el punto más meridional de la Europa continental (36º de latitud norte y 5º 34′ de longitud oeste), además de ser la divisoria geográfica entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, allí está construido el faro de Punta de Tarifa.

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La isla de las Palomas es una de las imágenes más representativas de Tarifa.

El emblemático camino que recorre el espigón hace de división geográfica entre el Mediterráneo y el Atlántico. Pocos sitios en el mundo nos ubican en un lugar tan singular, mar y océano, Occidente y Oriente, un Estrecho que es paso de culturas y miles de especies marinas y avícolas. Puente de civilizaciones y bastión de Europa.

Antaño destacamento militar hoy en día reconvertido en lugar de bienvenida y acogimiento para esos hombres y mujeres que arriesgando sus vidas consiguen en 14 kilómetros de fuertes corrientes alcanzar el sueño europeo.

Se trata de una formación rocosa, con un perímetro de 1.850 metros, una superficie de 227.380 m2 y una cota sobre el nivel del mar de entre 8 y 10 metros.

A tan sólo 11 kilómetros de la costa africana, pasó de ser un lugar para las ofrendas rituales a los dioses de los fenicios y cartagineses, a convertirse en un sitio propicio para defender contra los ataques.

La primitiva entrada respondía a una zanja abierta en la roca y cubierta con una bóveda de ladrillo. Fue construida por los británicos entre 1812 y 1813 y nada tiene que ver con la actual que fue abierta hacia 1940.
Primariamente se utilizó como cantera para extraer la piedra con la que se construyó el emblemático castillo de Tarifa en el siglo X y las fortificaciones de Gibraltar.
La Torre Almenara fue su primera construcción y data del siglo XVI; Con 17 metros de altura y 10 de diámetro era custodiada por 3 guardas y un artillero con el objeto de garantizar la continuación de las fogatas ahumadas del este o el oeste, se convertiría en el punto de observación más avanzado de Tarifa sobre el mar y poder así avisar de los ataques sospechosos.

Fue durante el reinado de Carlos IV cuando se procedió a transformarla en el actual faro de Tarifa y colocarle un fanal que sirviera de guía al tráfico marítimo.
Encendido por vez primera en la noche del 30 de mayo de 1822.

Al oeste de la Isla se encontraba la Dársena de Poniente, actualmente conocida como “el Foso”. Se trataba de un desembarcadero que proporcionaba a los barcos locales resguardo de los temporales del suroeste pero que desde la década de 1940 se encuentra arruinada debido a los temporales que acumulaban arena constantemente.
Durante el reinado de Fernando VII, Antonio González Salmón construyó siete baterías. La batería “de Levante” o “de San Antonio” y la “de Guzmán el Bueno” o “de Poniente” son de la década de 1820, posteriormente mandó a construir el almacén de pólvora de San Fernando a más de 6 metros de profundidad, por lo que se encuentra casi oculto a la vista.

Su unión al continente tuvo lugar en 1808, obra de González Salmón, cuando se construyó la escollera de 769 metros que la une al continente con el objetivo principal de construir un dique que protegiera al fondeadero de levante de los temporales.

Desde entonces se han formado las playas que la flanquean, la Caleta al este y el inicio de Los Lances al oeste.

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Con el paso de los años la utilidad de las fortificaciones de defensa del Estrecho fue decayendo por problemas de humedad. A partir de 1960 la Isla estuvo habitada por el Regimiento de Infantería, llegando en 1967 la Compañía de Operaciones Especiales (COE 21).

La Isla acogería a un total de 3.000 hombres y 500 mandos, lo que hizo necesario remodelar el interior para la práctica de los ejercicios de entrenamiento, como una pista de atletismo, un campo de fútbol, una galería de tiro y una pista para las clases de defensa personal. Posteriormente la COE 21 fue trasladada y la Isla se destinó a la instrucción de reclutas hasta el 2001 que se decretó la supresión del Servicio Militar Obligatorio. La Isla de Tarifa perdió así todo su interés militar.

En ese mismo año fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de “Sitio Histórico”, lo que favorecería la protección de sus restos históricos y arqueológicos.

Poco tiempo después, las instalaciones se comenzaron a utilizar para alojar y dar un refugio temporal a los inmigrantes que sin suerte fueron interceptados al intentar cruzar las aguas del Estrecho de forma ilegal. Esta condición continúa actualmente, además de otras de carácter científico como la observación y estudio sobre la migración de aves marinas.

No sólo son los valores históricos los que han promovido la protección de la Isla de Tarifa. También radica su importancia en albergar poblaciones de especies vegetales endémicas, en sus paredes rocosas podremos encontrar una especie muy rara, el helecho Asplenium marinum, en peligro de extinción.

Otro encanto que posee la Isla son sus fondos marinos, únicos en el litoral gaditano. Los abundantes corales y gorgonias, junto a esponjas y ascidias forman un paraíso sumergido lleno de vida que nos indica la alta calidad que posee las aguas del Estrecho. La abundancia de peces que encuentran refugio y alimento en estos fondos como los congrios, morenas o sargos aumentan aún más la riqueza marina. Numerosos submarinistas vienen a bucear en sus proximidades, siendo uno de los alicientes el buceo entre los diversos pecios que naufragaron en sus proximidades, como el de Las Calderas al oeste o el de San Andrés al este, hundidos a finales del siglo XIX.

A pesar de que no podremos acceder al interior de la Isla, ver una puesta de sol desde la escollera no tiene precio y dicen los aficionados a la pesca que su punta es el mejor sitio de Tarifa para anclar la caña al amanecer.
* Fuente documentación: Revista Todotarifa

La almadraba, un arte de pesca tradicional, fijo selectivo y sostenible

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La almadraba, un arte de pesca tradicional, fijo selectivo y sostenible

El arte de pesca de Almadraba se ha mantenido prácticamente igual desde hace  más de 3.000 años, y se  remonta a los fenicios; Su denominación procede del  árabe andalusí y significa “lugar donde se golpea y lucha”.

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Su concesión oficial data del siglo XII cuando el duque de Medina-Sidonia  recibió  la gracia del rey de gestionar las almadrabas del sur atlántico y del  Mediterráneo. Esta casa nobiliaria fue su propietaria hasta finales del  siglo XVIII, principios del XIX, momento en que pasaron a ser una gestión  empresarial.

Entre los años 1928 y 1970, se constituye el Consorcio Nacional Almadrabero, resultado de la unión de empresas almadraberas andaluzas, que construyó y gestionó poblados almadraberos en Sancti Petri, Tarifa y La Atunara, entre otros. En estos poblados vivía la población que trabajaba tanto en faenas de pesca como en actividades anexas, fundamentalmente en las fábricas de salazón y conservas de atún.

En la actualidad Cuatro son las Almadrabas que  conviven en la costa gaditana, ubicadas en  los puertos de Conil, Barbate, Zahara de los Atunes y Tarifa.

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La Almadraba podría definirse como la forma en que el hombre, desde tiempos inmemoriales, ha logrado interceptar a los grandes Pelágicos en su paso migratorio por el Estrecho de Gibraltar.

A día de hoy, la Almadraba sigue siendo un arte de pesca fijo y selectivo. Un ingenio del ser humano que, año tras año, trata de engañar al gran océano. Pero, lo cierto es que tras más de tres mil años de historia, sigue dependiendo de sus caprichos y avatares para garantizar su éxito y continuidad.

La campaña de pesca de cada temporada dependerá siempre de factores difíciles de controlar; desde las propias rutas migratorias de los peces y la presencia de Orcas, hasta las fases lunares, las mareas y corrientes del Estrecho de Gibraltar o la temperatura, salinidad y claridad de sus aguas.

Las Almadrabas se comienzan a calar o colocar unos dos meses antes  de empezar la temporada de pesca. Es un arte fijo de redes verticales que se sostienen en superficie con flotadores y cuya fijación se hace mediante miles de metros de cables de acero engrilletados a unas anclas.

Los almadraberos tras  largos meses de preparativos para calar las artes en  las aguas gaditanas, durante los meses de mayo y junio, afrontan la etapa más  espectacular y laboriosa de la campaña anual: la tradicional levantada de las redes.

El resultado es un espectáculo visual en el que este complejo y frágil arte de pesca de tradición trimilenaria y ejecución totalmente artesanal que  ha sabido, de manera sostenible,  adaptarse a las exigencias del mercado  actual.

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“La Levantá”  o levantada de las redes es un momento intenso y eléctrico.  Cada pocos días, y según la cota fijada para cada Almadraba, se procede a  sacar los Atunes, Melvas y otras especies, ya que si no,  los peces atrapados  en su laberinto perderían el sentido de su orientación migratoria.

En la superficie  les esperaban perfectamente dispuestas las cuatro embarcaciones y  las  redes, o raberas de fuera y de tierra, que conforman el copo, que no es sino  el cercado en el que quedan atrapados los peces. Asegurando que no se  produce ningún daño a las grandes poblaciones de cetáceos que habitan estas aguas, al tratarse de un arte completamente abierto.

Primero  los barcos  situados en el área inmediatamente anterior al copo, conocida como buche,  inician su labor, que consiste en conducir a los peces  hacia el cercado. Una vez cercados,  los barcos que delimitan el copo, denominados sacada, testa y raberas de fuera y tierra, cierran circulo acortando distancias. Empieza el  aleteo conjunto de los peces dando impresión de hacer hervir el agua. Poco a poco las redes se van izando, haciendo visibles a los enormes y majestuosos ejemplares, que saltan entre  las olas  con sus más de 200 kilos de peso de media. Los almadraberos parecen tener el cuerpo hecho a las olas,  al viento y al salitre. Cuando la proa es azotada por una ola que salpica  media cubierta, los almadraberos, en su mayoría ‘copejadores’, ni se inmutan… parecen pegados a cubierta.

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En La fase final de la levantá los pescadores echan el lazo a pequeños  grupos de ejemplares y los suben en grúa hasta las cubiertas de los barcos.

Y tras una lucha frenética, en la que buzos, pescadores, peces y la mar se unen en una furiosa actividad, todo termina y los hombres regresan a puerto a descargar a la lonja.

De las mareas, los vientos y la luna depende y seguirá dependiendo este arte ancestral de la Almadraba, como huella genética de las gentes de Andalucía,  manteniendo el respeto a las especies que recibimos desde el océano y  conservando las tradiciones con nuestra herencia de la pesca artesanal. Porque Tarifa tiene alma de almadraba y corazón marinero.

 

Bibliografía

ANTONIO ZAMBONINO

El País. Jesús A. Cañas

Tarifa Natura

Junta de Andalucía

El blog del Mar