Todavía queda un mes para que llegue el invierno y, hasta entonces, en Tarifa estamos disfrutando de la que, para muchos es la mejor estación del año. La ciudad se ha vaciado del turismo estival y durante estos meses hay numerosos planes que realizar al aire libre por la zona para el disfrute de la gente local y de los visitantes. El escritor Scott Fitzgerald decía que “la vida comienza de nuevo cuando llega el otoño”, y es cierto que esa es la sensación que uno tiene en el Campo de Gibraltar durante esta época del año. Hoy en Conservera, como buenos conocedores de la zona, te damos seis razones para visitar Tarifa en otoño.
Pasear por playas vacías
Si algo bueno tiene este período del año, es que la inmensidad de las playas gaditanas te espera en su forma más natural y auténtica: sin gente. Tal vez sean pocos los que se atrevan a bañarse en sus aguas, pero un largo y sosegado paseo por la arena contemplando el mar, merece mucho la pena. Si no quieres salir de la ciudad, siempre puedes visitar Playa Chica, la última playa bañada por el Mediterráneo y la más indicada para cuando se quiere escapar del azote del viento. Dentro del Parque Natural del Estrecho, encontramos la Playa de los Lances y sus diez kilómetros de arena dorada casi virgen, o la de Bolonia, famosa por su gigante duna, declarada Monumento Natural. Desde la Playa de Valdevaqueros, donde rara vez faltan los colores de las cometas en su cielo, podrás incluso practicar algo de senderismo después de tu paso por la costa y subir hasta el Cerro de Bartolo, o Cerro de San Bartolomé, donde podrás contemplar de cerca el vuelo de águilas calzadas y buitres leonados, y de lejos, las impresionantes vistas de las sierras de la zona, las vastas playas y la costa africana desde Tánger hasta Ceuta, con el imponente monte Jebel Musa en el medio.
Practicar senderismo por los alrededores de Tarifa en otoño
Si te apetece profundizar más en la práctica del senderismo durante esta época del año, tenemos buenas noticias: nada menos que el 60% del suelo municipal de Tarifa se encuentra oficialmente protegido y está incluido en una Reserva Intercontinental de la Biosfera. Por el clima agradable y los colores del otoño, nos encontramos en un momento perfecto para pasear por cualquiera de los más de setenta senderos señalizados de los que ya te hablábamos en nuestra guía sobrelas mejores rutas de senderismo del Campo de Gibraltar. Todas ellas, rutas pintorescas e ideales para conocer Tarifa en otoño, como la imprescindible visita al Parque Natural de los Alcornocales, el paseo lúgubre entre los helechos y quejigos del Bosque de los Llanos del Juncal (no puede haber estampa más otoñal que esta), la excursión a la Garganta del Capitán o el sendero Algarbes-Betijuelo que ha sido calificado este año como el sendero que guarda más secretos de la provincia de Cádiz.
Realizar visitas culturales
La ciudad de Tarifa bien merece unos cuantos paseos por sus calles que, más allá del verano, también conservan ese encanto en el que se mezcla la tradición con un espíritu bohemio. El casco histórico es un laberíntico tesoro de callejuelas blancas, puertas azules, patios y balcones donde la Puerta de Jerez recibe al visitante a la entrada del recinto amurallado como una de las imágenes más icónicas de la localidad, pero no la única. La Iglesia de San Mateo, el puerto, el Castillo de Guzmán El Bueno o las Murallas de Tarifa, declaradas en 2003 Bien de Interés Turístico Cultural, son otros de los puntos clave que no hay que perderse cuando se visita Tarifa en otoño o en cualquier otra época del año.
Conocer el arte rupreste de la zona
Dentro del arte rupestre español, Tarifa es un punto señalado con más de medio centenar de cuevas y abrigos que albergan muestras de todas las épocas prehistóricas. Las más antiguas son los grabados rojos de caballos de la Cueva del Moro, que con una edad de 20.000 años –todavía más antiguas que las pinturas de bisontes de la famosa Cueva de Altamira–, representan el santuario paleolítico más meridional del continente europeo.
Visitar Baelo Claudia
El Conjunto arqueológico de Baelo Claudia, muy cerca de la Playa de Bolonia, es una de las visitas preferidas de los turistas y un plan ideal para realizar en Tarifa en otoño, lejos del calor que siempre acompaña al verano. En las ruinas de esta antigua ciudad romana en perfecto estado de conservación, se localizan elementos que además de ser representativos de la época, ayudan a comprender la cultura de la zona, su relación con el mar y con la conservación del pescado, ya que Baelo Claudia llegó a ser una importante industria de salazones donde se elaboraba la codiciada salsa romana garum.
Disfrutar de la gastronomía
Y lo mejor de todo: poder hacerlo al fresco y sin colas. Tarifa no solo es una ciudad con una importante cultura gastronómica y una larga tradición pesquera y conservera, también es una ciudad de moda, lo que hace que en verano podamos encontrarnos con largas filas de turistas a las puertas de sus restaurantes. Ahora, en otoño, las aglomeraciones han desaparecido, pero bares y tascas emblemáticas como El Ancla o El Burgato, siguen siendo los mismos. Y es que una de las cosas que más define a la localidad es que en Tarifa se come de maravilla: la materia prima es excelente y la forma en la que se trabaja, también. Por eso, a tu paso por Tarifa no puedes dejar de pasarte por La Conservateca, la tienda tradicional de Conservera, donde podrás llevarte a casa deliciosos souvenirs gastronómicos de los que disfrutar durante todo el año, como la caballa, la melva de Andalucía o el pata negra del mar: elAtún Rojo Salvaje del Estrecho.
Hay un gran salto en el tiempo entre el garum de Baelo Claudia y lamelva Andalucía de Conservera de Tarifa. Pero tienen un importante nexo en común, y ese nexo es la tierra. La tierra, o las aguas, las que bañan el litoral gaditano que se cruzan en El Estrecho, entre África y Europa y que unen el Atlántico con el Mediterráneo. Siempre decimos que la trayectoria de Conservera es centenaria, que se remonta nada menos que a 1910. Pero, tal vez, siendo honestos, debamos mirar todavía más atrás en el tiempo para contemplar siglos y siglos de tradición conservera en la zona. Hoy queremos hablaros de nuestra historia, que es también la historia de todas las fábricas que han nutrido Tarifa, que han bebido de una cultura de elaboración artesanal de la conserva y venerado la calidad del pescado de nuestras costas. Hoy hablamos de la historia de las conservas en el Estrecho de Gibraltar.
La importancia de la historia de las conservas en El Estrecho
La pesca y la explotación de los recursos del mar han sido la principal fuente de alimentación de nuestra tierra desde la Antigüedad y uno de los principales motores económicos de los pueblos costeros. Las factorías de conservas de la zona se establecían de acuerdo con la ruta migratoria de los atunes, que se dirigían durante los meses de mayo y junio desde las frías aguas atlánticas hasta el cálido Mediterráneo para desovar. El Estrecho resultaba un punto clave y estratégico para su captura, de ahí que a día de hoy la Bahía de Cádiz sea una fuente rica de información de la que beben investigadores y arqueólogos para trazar el esquema de las fases de la actividad pesquera de antes, desde los métodos de captura de los peces hasta su comercialización, pasando por su transformación y conservación.
El sur de Hispania, durante el Imperio Romano, era el principal productor de salazones y salsas de pescado, como la famosísima garum. Sin embargo, el origen de la tradición de la salmuera en la región gaditana se remonta todavía más atrás, hasta la época en la que los fenicios pasaron a convertir la pesca de mera actividad de subsistencia en un recurso básico estratégico que acabaría desembocando en su industrialización en el siglo V a.C.
Orígenes de las conservas en la época Fenicio-Púnica
Aunque hasta ahora apenas se dispone de documentación sobre los salazones prerromanos que se ubicaron en el entorno de las Columnas de Hércules, se sabe que existieron chancas y alfarerías próximas a los asentamientos urbanos dedicadas al negocio conservero, como el cerro del Prado, en la bahía de Algeciras y anterior a Carteia, que representa un importante yacimiento fenicio para el conocimiento de las pesquerías del momento.
Durante la época fenicia-púnica en la zona, se dio el paso del autoconsumo y autoabastecimiento de la pesca a una explotación con fines comerciales y se abandonó la pesca no selectiva en pro de una explotación concreta. Los investigadores hablan del Círculo del Estrecho o de la Liga de Gadir, como la suma estratégica de fuerzas y alianzas de la zona por el desarrollo pesquero y las técnicas de conservación del pescado, algo que favoreció además el comercio regional y a larga distancia. De esa época se conservan, además, amuletos, anillos y monedas con iconografía de peces, que dejan patente la veneración de los fenicios por el mar, así como el impulso de otras actividades que vieron potenciado su desarrollo, como la extracción de sal, la construcción naval, la confección de redes y cordelería o la producción cerámica. Todo ello contribuyó a la creación de rasgos identitarios comunes en la zona que, de algún modo, han perdurado a lo largo de la historia y que definen gran parte de nuestra cultura y de la historia de las conservas.
Saladeros romanos de Baelo Claudia
El paso de los fenicios y sus aportaciones tecnológicas sentaron las bases de lo que acabaría significando Baelo Claudia que, aunque fundada en el siglo II a.C. fue durante el Imperio Romano cuando vivió su época de máximo esplendor, cuando acuñaban su propia moneda y contaban con gobernantes electos. Cerca de Tarifa y de Gadir, nombre latino de Cádiz, el asentamiento de Baelo Claudia se erigió como una importante industria de productos del mar, con sus famosos salazones de pescado donde se elaboraba el codiciadísimo garum, una salsa a base de intestinos, gargantes, fauces y otros despojos de pescados azules. La técnica de salazón del pescado y otras de preservación como el secado o el ahumado, permitieron la conservación del producto durante largos períodos y convirtieron a la región en un importantísimo centro de comercio y distribución.
El uso de redes para la pesca, estampa habitual todavía hoy de la costa gaditana, también fue herencia de los fenicios, una técnica que más tarde los romanos consolidaron con el extendido uso de la almadraba. De ella habla Opiano en el siglo II d.C. en su obra Halieutica, o De la Pesca: «[…] se despliegan todas las redes a modo de ciudad entre las olas, pues la red tiene sus porteros y en su interior puertas y más recónditos recintos. Rápidamente los atunes avanzan en filas, como falanges de hombres que marchan por tribus, unos más jóvenes, otros más viejos, otros de mediana edad, y se derraman dentro de las redes, todo el tiempo que ellos desean y la cantidad que admita la capacidad de la red. Y rica y excelente es la pesca».
Conservera y su herencia milenaria
Conservera de Tarifa es fruto de la trayectoria de las hasta 11 fábricas de conservas que llegaron a convivir en la ciudad de Tarifa a comienzos del siglo XX. La más antigua, La Tarifeña, nació en 1910 y perdura hoy como la firma más longeva de conservas artesanales de pescado de la provincia de Cádiz. Nosotros hemos recogido el testigo de la fusión de muchas de esas factorías y hemos querido mantener los estándares de calidad del trabajo manual y tradicional de la zona.
La pesca, el procesado, el consumo del atún y de otros escómbridos, y su comercialización dentro y fuera de la región, son señas de identidad del Estrecho de Gibraltar que perduran en nuestros días desde mucho tiempo atrás. Por eso, en Conservera, sabemos que lo que conservamos no solo es el pescado, sino también una larga tradición y cultura que define a nuestra tierra, nuestras aguas y nuestras gentes.
Uno de los lemas de Tarifa es el de “pura vida”. Y esa es la sensación que cada año, miles de visitantes se llevan después de pasar sus vacaciones en la zona. Y es que Tarifa tiene un algo especial que la convierte en un enclave mágico, un ritmo que invita a la desconexión, al disfrute y a querer volver verano tras verano. Cuenta con poco más de 18.000 habitantes, pero los que llevan un trocito de Tarifa en su corazón durante todo el año, son muchos más.
Hoy te contamos los mejores planes que puedes hacer en Tarifa, qué visitar, dónde comprar y algunas curiosidades de la ciudad.
Curiosidades de Tarifa
Tanto si eres un asiduo de Tarifa como si este verano es la primera vez que la visitas, seguro que no conoces muchas de las curiosidades que la convierten en un lugar tan especial.
Es el punto más meridional de Europa.
En Tarifa se unen aguas y continentes: a un lado se encuentra el mar Mediterráneo y al otro, el océano Atlántico. En los días despejados, se alcanza incluso a ver la costa africana, sobre todo desde algunos puntos clave como el Castillo de Guzmán El Bueno, la isla de las Palomas o la Torre de Miramar.
Es un enclave privilegiado para el avistamiento de cetáceos.
En el Estrecho, ese tramo de 13 kilómetros de agua que separa Europa y África, se llegan a avistar hasta siete tipos de cetáceos, entre los que se encuentran ballenas, cachalotes y delfines.
Famosa por sus vientos.
También es un punto de encuentro de vientos que definen los ritmos de la ciudad y de sus gentes. Cuando sopla el poniente, las playas se llenan de bañistas y la arena, fina y dorada, de toallas y sombrillas. Sin embargo, cuando el levante es el protagonista, son los amantes del kitesurf los que predominan dentro del agua.
Es la ciudad con mayor arte rupestre del mundo.
Nada menos que 66 cuevas en todo el municipio, entre las que destaca la Cueva del Moro y que, con 20.000 años de antigüedad, es el santuario paleolítico más meridional del continente europeo.
Un 60% de su extensión es territorio protegido.
Esa paz y simbiosis con la naturaleza se sienten en cada de una sus playas, pero también en el interior, en el Parque Natural de los Alcornocales o en cualquiera de las rutas de senderismo que se encuentran en la zona.
Millones de aves cruzan al año por Tarifa.
El Estrecho de Gibraltar es un punto estratégico de la ruta migratoria de más de 400.000 aves planeadoras y de millones de aves de pequeño tamaño. En total, más de 750.000 tipos de ave que cada año atraen a aficionados y expertos de la ornitología.
Es una ciudad llena de historia y con gran mezcla de culturas.
La ciudad se fundó en época romana en el siglo I d.C., aunque cuenta con restos del paso de fenicios, griegos y cartagineses. Su nombre proviene de Tarif Ibn Malluk, jefe berberisco presente en la batalla de La Janda, donde se derrotó a Don Rodrigo y momento en el que empezó la dominación musulmana en España.
Baelo Claudia: gran industria de los salazones de pescado.
Cerca de Tarifa se encuentran las ruinas de la gran ciudad de Baelo Claudia, fundada por los fenicios en el siglo II a.C. Sin embargo, fue durante la época romana cuando vivió su momento de mayor esplendor: acuñaban su propia moneda, la ciudad contaba con gobernantes electos y se convirtió en una importante industria de productos del mar con sus salazones de pescado donde elaboraban el codiciadísimo garum, una salsa a base de intestinos, gargantes, fauces y otros despojos de pescados azules. Se cree que Baelo Claudia fue destruida por terremotos y tsunamis, pero todavía hoy se conservan importantes restos que la convierten en uno de los yacimientos romanos más interesantes del sur de España.
Los mejores planes que puedes hacer en Tarifa
La costa gaditana es famosa por sus playas kilométricas, poco masificadas pero llenas de ambiente. Tarifa es eso y mucho más y hay una larga lista de cosas que hacer en Tarifa para unas vacaciones perfectas.
Pasear por la ciudad.
Tarifa es un pequeño laberinto de callejuelas blancas, puertas azules, balcones y patios. La Puerta de Jerez es la entrada al recinto amurallado y uno de los iconos más reconocibles del casco histórico. La calle de la Señora de la Luz, patrona de Tarifa, vertebra la ciudad en dos y desemboca en la principal vía Sancho IV, conocida por los tarifeños como La Calzada. Casas de azulejos de colores nos conducen hasta la iglesia de San Mateo, construida sobre los restos de una antigua mezquita. Si seguimos callejeando encontraremos el puerto y el Castillo de Guzmán El Bueno. Las murallas de Tarifa son otro de los puntos más visitados de la ciudad y fueron declaradas en 2003 Bien de Interés Turístico Cultural.
Pasar un día en la playa.
Tarifa es uno de los lugares preferidos de los verdaderos amantes de las vacaciones de playa y en la zona, podemos encontrarlas de todo tipo. Playa Chica, dentro de la ciudad, es la última bañada por el Mediterráneo y perfecta para cuando queremos huir del azote del viento. Ya en el Atlántico, la Playa de los Lances, cuenta con diez kilómetros de arena dorada casi virgen. La Playa de Valdevaqueros, meca del kitesurf, es inconfundible por su ambiente chill y por los colores de las cometas que surcan su cielo. Y si buscamos un entorno salvaje y paradisíaco, no podemos dejar de visitar la Playa de Bolonia, uno de los mejores arenales del país y situada a los pies de una imponente duna.
Visitar Baelo Claudia.
Muy cerca de la Playa de Bolonia, se encuentra la imprescindible Baelo Claudia, que no podemos dejar de visitar por el buen estado de sus ruinas y para comprender gran parte de la cultura de la zona y su relación con el mar y la conservación del pescado.
Disfrutar de la gastronomía de la zona
Una de las cosas que más define a Cádiz es su increíble gastronomía. Y es una realidad que en Tarifa se come muy bien. Podemos encontrar desde mercados repletos de pescado fresco hasta cafés con encanto, bares, tascas y restaurantes que no nos podemos perder como El Ancla o El Burgato. En tu paso por Tarifa, no te olvides de probar delicias de la zona como las huevas de caballa, la melva de Andalucía o el pata negra del mar: el Atún Rojo Salvaje del Estrecho.
Ir de compras.
En las serpenteantes callejuelas de Tarifa conviven locales tradicionales con boutiques chics, tiendas hippies y espacios de arte. Pero si lo que queremos es llevarnos pura esencia tarifeña, nada como pasar por La Conservateca, en la Carretera Cádiz-Málaga, 11, al lado de las instalaciones de Conservera de Tarifa. En nuestra tienda tradicional podrás encontrar souvenirs gastronómicos para disfrutar del sabor de Tarifa durante todo el año.
Si hay un lugar famoso en España por su viento, esa es Tarifa. La situación geográfica de Cádiz favorece un régimen de vientos muy especial que hace que la zona esté expuesta al azote del aire más bravo, el levante, durante una media de 165 días al año. El levante, y su inseparable compañero, el poniente, modelan también la orografía de las playas gaditanas e incluso en ocasiones llegan a desplazar la inmensa duna de Bolonia. En Conservera hemos querido dedicar un espacio en nuestro blog a ese habitante siempre presente en las blancas calles tarifeñas. Porque, ¿qué sería de Tarifa sin sus vientos?
Historia y mitología del viento
Empezamos hablando de la naturaleza del viento y de sus tipos. Los vientos se nombran y diferencian según la dirección desde la que soplan. La rosa de los vientos, un círculo dividido en secciones, indica la dirección o rumbo del aire, y aunque la división más conocida es la de norte, sur, este y oeste, este símbolo señala hasta 32 rumbos y vientos posibles.
La mitología griega atribuía los cambios del clima a la actividad divina y al antojo de sus dioses. El viento se asoció con los cuatro dioses Anemoi, cada uno de ellos unido a un rumbo del viento y una estación del año diferente. Así, Bóreas era el dios del viento del norte, frío e invernal, Céfiro el del oeste, suave y portador de la primavera, Notus, llegaba del sur, cálido y seco junto con el verano, y Eurus se vinculaba con las tormentas de viento más agitadas.
La energía eólica en Cádiz
Pero más allá de la mitología, conocer los secretos del viento ha supuesto una herramienta fundamental para el hombre y para el funcionamiento de las sociedades. Hasta la llegada de los barcos de vapor, en el siglo XIX, era clave para los desplazamientos de personas y bienes en altamar y para los grandes veleros que combatían en las guerras. También servía para moler grano o extraer agua, aunque en la actualidad, eso viejos molinos han sido sustituidos en su gran mayoría por aerogeneradores. Así es como el viento se ha convertido en una de las mayores fuentes de energía renovable. En Tarifa, precisamente, se encuentra el parque eólico El Cabrito, el más antiguo de la provincia de Cádiz, que genera una media anual de 112 gigavatios hora de energía limpia. Esto representa un suministro de energía renovable equivalente al consumo de cerca de 30.000 hogares y evita la emisión a la atmósfera de 107.000 toneladas de CO2 en centrales de carbón. Pero el viento no solo es una fuente de energía para la zona, también lo es para el turismo.
El secreto del viento en Tarifa
¿Qué convierte a Tarifa en una de las grandes mecas del viento? El Mediterráneo se transforma en océano desde el Parque Natural del Estrecho hasta la playa Dos Mares. Al fondo, África casi parece poderse tocar con los dedos. Y entre las dos tierras, un pasillo de agua acoge barcos, ventoleras, aves migratorias y avistamientos de cetáceos.
Dicen que en Tarifa la vida cambia según el viento. Y es cierto. El de Levante es intenso y produce vientos medios sostenidos de 50 kilómetros por hora y rachas que pueden incluso superar los 110 km/h. Esto ocurre por el denominado efecto venturi, que se produce cuando para atravesar el embudo del Estrecho, el viento de levante aumenta su velocidad. Las grandes levanteras soplan entre los meses de mayo y junio y pueden llegar a durar entre siete y diez días consecutivos. Es entonces cuando los paseos y playas quedan desiertas, castigadas por ese aire bravo que levanta arena, olas, toallas y sombrillas a su paso. El viento de poniente, sin embargo, llega desde el oeste, desde donde el Sol se pone, y deja la mar tan calma que arruina los días de todos aquellos que se han acercado hasta las playas de Tarifa para practicar windsurf o kitesurf.
Qué hacer en Tarifa cuando sopla El Levante
El viento, aunque casi siempre incómodo y denostado en otros destinos de playa, ha esculpido Tarifa y le ha otorgado esa naturaleza surfera suya tan característica. Eso sí, visitar la zona en verano puede ser como echar una moneda al aire y, si lo que el viajero busca son días de arena y sombrilla y se topa con el Levante, probablemente tendrá que cambiar de planes y preguntarse qué hacer en Tarifa cuando sopla el viento.
Ante una gran levantera, se pueden visitar los monumentos más emblemáticos de la localidad, declarada Bien de Interés Turístico Nacional en 2003, y conocer así el Castillo de Guzmán El Bueno, la Puerta de Jerez y la Iglesia de San Mateo. O perderse por sus serpenteantes calles blancas llenas de comercios, bares y restaurantes. O visitar La Conservateca, la tienda tradicional de Conservera, en la Carretera Cádiz-Málaga, 11, donde el visitante encontrará un gran surtido de productos gourmet elaborados cada día de forma artesanal por nuestras estibadoras, y llevarse así a casa un pequeño pedazo de Tarifa.
Imagen de portada: cedida por @marcomoraphotography
El Estrecho es un enclave privilegiado, el punto de unión entre Europa y África, donde las aguas del Mediterráneo y del Atlántico se abrazan. Sus parques naturales y zonas protegidas son famosas por su biodiversidad, muy populares por ser un lugar de paso y descanso en la migración de las aves y un sitio idílico para el avistamiento de cetáceos.
También para la pesca de especies sorprendentes como el Atún Rojo Salvaje del Estrecho, que en su ruta migratoria deja imágenes fascinantes en nuestras aguas y auténticos manjares en nuestras mesas. Y en ocasiones, el Estrecho incluso llega a regalar fotografías como la que el 28 de mayo capturó el satélite Sentinel 2, del programa de la Unión Europea Copernicus. Se trata de uno de los secretos mejor guardados de la zona, un fenómeno oceanográfico que rara vez puede detectarse en la superficie marina: un solitón.
Qué son los solitones
Los solitones son ondas de gravedad que se producen debido a las fluctuaciones de densidad dentro del agua provocadas por cambios en la temperatura o salinidad, como consecuencia de rupturas en las placas continentales o de encuentros con montañas subterráneas.
La primera vez que estas extrañas olas submarinas fueron detectadas ocurrió muy lejos del Estrecho, en aguas del Ártico. En 1893, durante su expedición al Polo Norte, el explorador y científico noruego Fridtjof Nansen descubrió una anomalía en la navegación. Pese al buen estado de su barco y de los motores, no podía avanzar. Nansen, que más tarde se convertiría en Premio Nobel de la Paz y en una de las figuras más importantes de la historia noruega, denominaría a este fenómeno “agua muerta”. En 1904, Vagn Walfrid Ekman, físico y oceanógrafo sueco, identificó que el suceso se debía a una extraña ola submarina desconocida hasta el momento. La comunidad científica se ha afanado, desde entonces, en encontrar una explicación para este fenómeno. Hoy se conoce que, además de en la superficie, las olas también se producen en las profundidades, con hasta 100 metros de altitud y extensiones de cientos de kilómetros. Estas grandes masas de agua generan una onda interna que son invisibles desde la costa o desde un barco, pero su efecto sí es perceptible durante la navegación, invisibilidad que provocó que este fenómeno fuera durante un tiempo un auténtico misterio para la comunidad científica.
El Estrecho de Gibraltar: un enclave propicio para los solitones
La Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos sostiene que el Estrecho de Gibraltar cuenta con todos los condicionantes para que puedan darse solitones en la zona. El Estrecho actúa como punto de intercambio en el flujo entre las aguas del Mediterráneo y del Atlántico. Las olas que se generan lo hacen por el flujo de marea hacia el este a medida que fluye sobre la Punta Camarinal, en Tarifa, generando ese efecto que normalmente es invisible y que hace pocos días los satélites pudieron detectar, con forma de anillos en el agua, gracias al reflejo del sol. En 2017 ya se consiguió un registro de un satelitón en nuestras aguas gracias, en aquella ocasión, al satélite Terra MODIS de la NASA y, unos años antes, en junio de 2004, desde la Estación Espacial Internacional.
El Estrecho de Gibraltar es un paraíso natural, no solo por la variedad de sus vientos que hacen de Tarifa la meca del kitesurf o por su enclave privilegiado para el senderismo en el Campo de Gibraltar, también lo es para la comunidad oceanográfica, que además de estudiar las fascinantes rutas migratorias del atún rojo, también recibe, aunque en contadas ocasiones, la oportunidad de contemplar fenómenos naturales insólitos como son los solitones.
Amanece en Tarifa. Es temprano todavía y el sol empieza a regar de luz las playas de la zona, las casas blancas de la ciudad. Dentro de poco, en el mes de mayo, el atún rojo llegará a la costa gaditana, atravesando en su viaje el Estrecho para desovar en el Mediterráneo. Es primavera, y en el Campo de Gibraltar huele tanto a naturaleza viva que es imposible no pensar en un paseo al aire libre. El 60% del suelo municipal de Tarifa se encuentra oficialmente protegido y está incluido en una Reserva Intercontinental de la Biosfera. Es esta la estación perfecta, el momento idóneo para salir a conocer los más de setenta senderos señalizados de la zona. Hoy te contamos algunos de los más imprescindibles.
Parque Natural de los Alcornocales
El Parque Natural de los Alcornocales es un auténtico laberinto vegetal de espesos bosques, angostos barrancos y suaves montañas que se agolpan a modo de muralla mirando al mar entre las provincias de Cádiz y Málaga. Estamos ante el mayor alcornocal de España, uno de los pocos lugares del mundo donde estos árboles siguen en pie y donde todavía continúa la cosecha de corcho. También, ante la última selva subtropical de Europa, el pulmón de la provincia gaditana.
A lo largo de su 165.000 hectáreas, se pueden encontrar hasta dieciocho tipos de aves rapaces, desde cernícalos o milanos hasta buitres leonados, y un buen número de pequeños pájaros que surcan sus cielos o se cobijan en sus tajos. También caballos en libertad, corzos moriscos, tejones y cabras montesas, entre otras muchas especies. La flora de la zona es exuberante, de ahí que reciba la mención de la selva del Sur de Europa. Alberga árboles que han sucumbido a la fuerza del levante, como los madroños, qujigos, ojaranzos o robles andaluces. Por si fuera poco, desde algunos puntos del parque, las vistas del Estrecho son imponentes y en un día claro se puede incluso atisbar al fondo el Atlas marroquí. Algunas de las mejores rutas de senderismo de la zona son:
Los Llanos del Juncal
El Río de la Miel
Una niebla densa, gris y fantasmagórica puebla el Bosque de la Niebla de los Llanos del Juncal durante 245 días al año. Los rayos de sol se cuelan entre los helechos de los troncos y los quejigos de la zona. Este es uno de los lugares más singulares del parque y una auténtica cápsula del tiempo. El paisaje es propio de una latitud tropical y de otra edad geológica, concretamente de hace 1,8 millones de años. Los Llanos del Juncal están protegidos como reserva natural, por lo que para practicar senderismo es necesario solicitar una autorización para su visita.
Distancia: 15,7 km. Tiempo: 5 horas y media. Dificultad: Media.
El Río de la Miel alberga una conjunción de elementos naturales y culturales que lo convierten en un escenario de leyenda. El sendero pasa por el molino de Escalona, uno de los poco que aún funcionan en los Alcornocales y discurre paralelo al río entre una exuberante vegetación. Durante la ruta, se atraviesa un puente de piedra que antes comunicaba la bahía de Algeciras con Medina Sidonia y la Bahía de Cádiz, y que según la leyenda, estaba dominado por bandoleros y asaltadores.
Distancia: 5 km. Tiempo: 2 horas. Dificultad: Baja.
El sendero de Guadalmesí
La Garganta del Capitán
La traducción del Sendero de Guadalmesí del árabe es Río de las Mujeres. Se trata de una ruta circular que permite transportarse muchos años atrás, cuando en el Mediterráneo existían condiciones de clima tropical con abundante niebla que permitían el crecimiento de árboles pequeños con hojas como las del laurel. Los cambios climáticos de las últimas glaciaciones han hecho desaparecer casi totalmente este tipo de flora en la zona y por eso resulta tan excepcional que se pueda encontrar aquí, en el sur de Europa.
La Garganta del Capitán es un verdadero tesoro natural poblado por bosque de laurisilva con alisos, fresnos, laureles y quejigos. La ruta pasa por molinos harineros a orillas del arroyo, tumbas de la Edad del Bronce talladas en la roca de arenisca y acaba en una bucólica cascada que, según la leyenda, guarda la lápida del Capitán, un bandolero abatido en los montes de Algeciras. Para los valientes: un baño en la Garganta del Capitán puede ser de lo más refrescante.
Distancia: 6,9 km. Tiempo: 3 horas. Dificultad: Media.
Parque Natural del Estrecho
El Parque Natural del Estrechose caracteriza por su diversidad y por ser uno los más desconocidos de la provincia de Cádiz. En él se puede disfrutar de rutas por playas como la de Los Lances, en Tarifa, que tiene una protección de Paraje Natural o la de Bolonia, de grandes dunas como la de Valdevaqueros o la icónica de Bolonia, declarada Monumento Natural, e incluso de ruinas de ciudades romanas, como el conjunto arqueológico de Baelo Claudia.
Pero las grandes protagonistas de este parque natural son, sin duda, las aves. La zona cuenta con casi dos millares de especies autóctonas, de flora, de fauna marina y de aves. Algunas son residentes habituales: el milano negro, la cigüeña blanca, el halcón abejorro o el buitre leonado. Aunque también se pueden avistar águilas imperiales, halcones peregrinos y perdiceras. Esta riqueza se multiplica por el paso de aves migratorias hacia climas más fríos o más cálidos, dependiendo de la época del año. Dentro del Parque del Estrecho se pueden realizar varias rutas de senderismo. Estas son algunas de nuestras preferidas:
Colada de la Costa
Cerro de Bartolo
La Colada de la Costa se trata de un sendero prácticamente llano que aprovecha la vía pecuaria costera y atraviesa los acantilados del litoral que va desde Algeciras a Tarifa. La ruta discurre por zonas de pastizales costeros y zonas de matorral bajo y goza de unas vistas impresionantes del continente africano. A lo largo del camino se encuentran búnkers, antiguos cuarteles y otras construcciones de vigilancia y defensa. También la antigua torre vigía de Guadalmesí, desde la que se puede contemplar el vuelo de las aves que cruzan el Estrecho.
Distancia: 11 km. Tiempo: 4 horas y media. Dificultad: Media.
La ruta del Cerro de Bartolo tiene su punto de partida en la playa de Valdevaqueros y acaba en el Cerro de Bartolo, como coloquialmente se conoce al Cerro de San Bartolomé. Durante el recorrido se atraviesa la Necrópolis de los Algarbes y el poblado de Betijuelo. También numerosas fortificaciones militares, un espeso pinar y el Arroyo de los Puercos, ya en el descenso hacia Punta Paloma. Por el camino se puede disfrutar muy de cerca del vuelo de buitres leonados y águilas calzadas, y contemplar las impresionantes vistas de las sierras de la zona, las vastas playas y la costa africana desde Tánger hasta Ceuta, con el imponente monte Jebel Musa en el medio.
Distancia: 13,8 km. Tiempo: 5 horas 40 minutos. Dificultad: Media.
Sendero Ruta del Buda
La Ruta del Buda se encuentra cerca de La Peña, una formación geológica próxima a la ciudad de Tarifa. El sendero parte cerca de la Torre de La Peña y cuenta con unas vistas inigualables de la costa. El gran premio del recorrido se encuentra al final, donde hace honor a su nombre con un pequeño santuario budista.
Distancia: 8 km. Dificultad: Media.
Imágenes cedidas por la oficina de turismo de Tarifa, para su uso en este medio digital.
Os ofrecemos un cortometraje documental sobre el Parque Natural del Estrecho, que actualmente se exhibe en el Punto de Información del parque, en Tarifa. Pequeña obra maestra que en pocos minutos nos describe nuestra naturaleza, cultura y riqueza medioambiental.
Viajeros del Estrecho presenta al parque como un gran cruce de caminos, testigo del paso de innumerables viajeros tanto humanos como naturales. El narrador es el faro de Tarifa, situado en la isla en la que confluyen el Atlántico y el Mediterráneo, construido sobre una antigua torre almenara y privilegiado testigo de lo acontecido en este estratégico espacio.
En la exposición, el audiovisual se proyecta desde una maqueta de gran tamaño del propio faro, desde su linterna, como si de la luz del faro se tratara……Pero aquí va, para los que no podáis desplazaros, por ahora… Esperamos lo disfrutéis con nosotros.
Es el punto más meridional del continente europeo, donde se unen aguas y continentes, vientos de todo tipo, el olor de la sal, las casas blancas y el sabor del mejor pescado. Tarifa fue durante siglos un enclave estratégico y sirvió de puente entre culturas y pueblos. Puede presumir de contar con restos prehistóricos, vestigios fenicios y, por supuesto, romanos. Hoy es una de las grandes mecas del windsurf y el kitesurf y en ella conviven el más puro carácter gaditano con ambientes chic y cierta esencia hippie que todavía perdura. Os contamos ese algo especial que tiene Tarifa, para enamorar a propios y extraños.
¿Qué hacer en Tarifa? Los mejores planes.
Un paseo por la ciudad
Nada mejor para conocer Tarifa que perdernos entre sus callejuelas del casco antiguo. La Puerta de Jerez hoy en día es la entrada al recinto amurallado y uno de los iconos más reconocibles del casco histórico; Sobre su gran arco central existe una placa que recuerda la gesta de la toma de esta plaza, con una leyenda bajo el escudo local donde se puede leer:
“MUY NOBLE, MUY LEAL Y HEROICA CIUDAD DE TARIFA GANADA A LOS MOROS REINANDO SANCHO IV EL BRAVO, EL 21 DE SEPTIEMBRE DE 1292”.
Dentro, las calles del casco antiguo son blancas y sus patios y balcones están llenos de plantas y columnas de mármol. La calle de la Señora de la Luz, patrona de Tarifa, vertebra la ciudad en dos y desemboca en la principal vía Sancho IV, conocida por los tarifeños como La Calzada, flanqueada por pequeños locales y terrazas donde degustar tapas y platos típicos como las tostas de Atún ahumado del restaurante Siglo XIX o charlar alrededor de un mojito en El Misana, sin olvidarnos de probar antes un delicioso tranvía de la Pastelería La Tarifeña.
Casas de azulejos de colores nos conducen hasta la iglesia de San Mateo, construida sobre los restos de una antigua mezquita a su espalda la pequeña plaza del General Copons, donde dando sombra a nuestros mayores, en el patio del Hogar del Anciano, podremos fotografiar uno de los magnolios más grandes que hayáis podido ver. Seguimos callejeando por la ciudad y saliendo por la Calle Guzmán el Bueno o por la bellísima Alameda daremos con el puerto, desde el que transitan multitud de turistas y pasajeros de los ferries que unen Europa y África o amantes de los cetáceos dispuestos a embarcar en excursiones únicas para disfrutar de delfines, orcas y hasta cachalotes que transitan el estrecho en busca de las cálidas aguas del mediterráneo.
Foto cedida por Marco Mora. IG: @marcomoraphotography
Llegamos al Castillo de Guzmán El Bueno, construido en el año 960 y que lleva el nombre del guerrillero cristiano del que se dice que arrojó su cuchillo a los moros para que cumplieran su amenaza y asesinaran a su hijo con tal de no rendir la plaza. Es, sin duda, la joya del patrimonio tarifeño y el segundo monumento califal mejor conservado después de la Mezquita de Córdoba. Las murallas de Tarifa fueron declaradas en 2003 Bien de Interés Turístico Cultural. En su recorrido de 500 metros por las alturas ofrecen una magnífica panorámica de la ciudad en la que en los días claros de poniente se alcanza a divisar las montañas del Rif, que nos recuerdan lo cerca que estamos de Marruecos. Tarifa es la puerta entre África y Europa y desde el Mirador del Estrecho o el de Tafalla, ambos a sólo unos kilómetros de la ciudad, las vistas son imponentes, miradores privilegiados para los amantes del avistamiento de aves. También el Estrecho es el encuentro entre el Atlántico y el Mediterráneo, un escenario donde cada año se produce la espectacular migración de los atunes rojos de unas aguas a otras más cálidas para desovar. Si nos paramos enfrente de la Isla de las Palomas entenderemos esto bien: a la izquierda, el Mediterráneo; a la derecha, el Atlántico; a un lado y a otro, el viento nos azota con fuerza. Mejor, pensemos en darnos un baño en la playa chica, o sentarnos y disfrutar del espectáculo que nos ofrecen windsurfistas y kitesurfers en la playa del Balneario.
Un día en la playa
Foto cedida por Marco Mora. IG: @marcomoraphotography
El entorno de Tarifa es uno de los mejores de la provincia de Cádiz para hacer un buen recorrido playero. Dentro de la ciudad, Playa Chica, la última playa del Mediterráneo, es perfecta si queremos huir del viento de Poniente y alejarnos de las tablas de surf de las playas vecinas. Ya en aguas del Atlántico se encuentra la Playa de Los Lances sur, diez kilómetros de arena dorada casi virgen donde también podremos darnos un buen chapuzón, la playa de Tarifa donde se encuentran las zonas de bañistas y varios chiringuitos de ambiente relajado, y buena música en directo por las tardes . Saliendo de la zona urbana y haciendo frontera con la Laguna, nos adentraremos por la línea de costa en Los Lances sur otros nueve kilómetros de playas flanqueadas de pinares, dunas y las terrazas de los hoteles de la zona de carretera. Aquí se dan cita deportistas, y grupos de jóvenes que se acercan a disfrutar del sol, del mar y, sobre todo del buen ambiente. Famosos son los atardeceres de música y mojitos en la Playa Arte Vida, El tumbao o el mítico Tangana, allí disfrutaremos de su ambiente moderno y chill out. En la Playa de Valdevaqueros el cielo está lleno del color de las cometas; no lo olvidemos, estamos en la meca de los deportes del viento. Entre los Cabos de Gracia y Camarinal encontramos uno de los secretos mejor guardados de los tarifeños: la Playa El Cañuelo, un arenal que ha logrado mantenerse prácticamente virgen, con su aguas cristalinas, su arena fina y su silenciosa tranquilidad. Y, cómo no, la Playa de Bolonia, una de las que nunca faltan en la lista de los mejores arenales del país: salvaje, paradisíaca, a los pies de una imponente duna y muy cerca de la imprescindible Baelo Claudia.
Visita Baelo Claudia
A nuestro paso por Tarifa no podemos dejar de acercarnos a conocer uno de los monumentos arqueológicos más visitados de Andalucía: la antiquísima Baelo Claudia. La villa se fundó en época de los fenicios en el siglo II a.C., pero fue el aprovechamiento de la ciudad que hicieron los romanos lo que la hizo vivir su momento de mayor esplendor como industria de productos del mar. Llegaron a acuñar su propia moneda, elegían a sus gobernantes y en sus salazones se elaboraba el garum, una espesa salmuera a base de intestinos, gargantes, fauces y otros despojos de pescados azules. La salsa era una delicia codiciadísima en la Antigua Roma y que hoy muchos chefs de la zona la rescatan para sus menús.
Un visita cultura muy interesante para planear, incluso en familia, donde recorreréis las calles romanas, descubriréis la organización social, la distribución de las viviendas… Todo ello, gracias a unos guías turísticos que con sus explicaciones dan vida a las ruinas que la historia y el paso del tiempo nos ha dejado.
Escapadas a los alrededores, naturaleza y deporte
Foto cedidad por Marco Mora. IG: @marcomoraphotography
A 20 kilómetros de Tarifa se encuentra Algeciras, cuna de uno de los guitarristas más influyentes que ha dado el país y figura clave del flamenco: Paco de Lucía. Otra de las escapadas que podemos hacer es una excursión a la Sierra de la Plata y descubrir tesoros como la cueva del Moro, cuyas pinturas rupestres y grabados de caballos están datados en el paleolítico superior. Y si este verano lo permite, siempre es un buen momento para acercarse a conocer la vibrante y artística Tánger.
Para todos aquellos amantes de los deportes acuáticos, Tarifa es un paraíso para practicar surf, windsurf y kitesurf. Y si uno se queda con ganas de ir mar adentro, siempre puede realizar una excursión de avistamiento de cetáceos, y encontrarse con ballenas, deflines y cachalotes en uno de los entornos más privilegiados para ello: El Estrecho.
Pero si nuestra visita coincide con una de las famosas “levanteras” tarifeñas, no tembléis, mirando hacia el monte Tarifa cuenta con uno de los parques naturales más privilegiados de España Los Alcornocales, 170.000 hectáreas de terreno formado por la masa forestal de alcornoques más extensa del mundo. La amplia oferta de actividades de este espacio natural es inmensa: montañismo -Picacho y el Aljibe-, descenso de barrancos -cañones de la Garganta-, espeleología -Ramblazo-Motilla- o recorrer sus senderos, tanto a pie como en bicicleta o a caballo son solo una muestra. Las aguas del embalse del río Palmones permiten navegar (descenso en kayak, paddelsurf) y, por otra parte, la observación las aves en invernada o durante las migraciones hace de los Alcornocales un paraíso para disfrutar a lo largo de todo el año.
Disfruta de su gastronomía
Callejear por la serpenteante Tarifa significa adentrarse en rincones llenos de contrastes en los que conviven boutiques modernas, locales hippies con influencias marroquís y espacios dedicados al arte.
Pero también mercados de pescado fresco, cafés llenos de encanto y restaurantes, bares y tascas donde disfrutar de algunas delicias gaditanas. En nuestro paseo, no podemos dejar de probar las diferentes propuestas de ensaladilla rusa, sus papas con choco , las huevas de caballa, la melva, o el pata negra del mar: el Atún Rojo Salvaje del Estrecho. Y si después de nuestro paso por la Costa de la Luz queremos llevarnos a casa el auténtico sabor de Tarifa para repetirlo en cualquier momento del año, nada mejor que hacer una parada en la recién inaugurada Conservateca, en la Carretera Cádiz-Málaga, 11 (justo en la misma fábrica de Conservera de Tarifa). En ella encontrarás el perfecto souvenir gastronómico y un entorno con el que se ha querido homenajear a la trayectoria centenaria conservera de Tarifa.
Durante 165 días de media al año la provincia de Cádiz está expuesta al azote del viento de Levante.
Una muestra de la importancia del viento en nuestras vidas es que los más frecuentes tienen nombre propio. Nada más oír hablar de Alisios, Gallego, Garbí, Lebeche, Cierzo o Tramontana, entre otros, sabemos qué hacemos referencia a un viento intenso que tiene una dirección preponderante. Los meteorólogos denotamos la dirección del viento con el punto cardinal del que proviene. En el caso de Cádiz, los vientos dominantes son el Levante y su inseparable compañero, el Poniente. El Levante recibe su nombre debido a que es un viento de componente Este, donde el sol levanta cada mañana. De modo análogo, el Poniente recibe su nombre porque el ocaso siempre tiene lugar en el Oeste.
Si hay un lugar famoso en España por el viento esCádiz. Su situación geográfica favorece un régimen de vientos muy especial. El viento en esta provincia no solo influye en las actividades humanas, sino que también rige los movimientos migratorios de las aves entre Europa y África. También los vientos modelanla orografía de las impresionantes playas gaditanas, donde se puede encontrar la mayor duna de España, en Punta Paloma.
Dunas de Punta Paloma
El Levante es muy intenso, ya que produce vientos medios sostenidos de 50 kilómetros por horas y rachas que pueden superar los 110 kilómetros por hora. Además, los periodos de viento de Levante, popularmente conocidos como levanteras, pueden llegar a durar de siete a diez días consecutivos, siendo más frecuentes en los meses entre mayo y agosto.
En promedio, hay 165 días al año de Levante en Cádiz
Pero, ¿qué produce este peculiar viento? Estos vientos son generados por dos situaciones meteorológicas diferentes. Una de ellas está relacionada con la situación general meteorológica que afecta a toda la Península. Estos Levantes suelen dar lugar a vientos fuertes más allá del Estrecho, afectando a otras provincias mediterráneas y adentrándose en el Atlántico. La otra configuración meteorológica es más local, y solo afecta al área del Estrecho, siendo esta la más frecuente en verano.
Imagen 3D del Estrecho de Gibraltar vista desde el Atlántico con España a la izquierda y Marruecos a la derecha. EARTH OBSERVATORY NASA
La explicación tradicional de que la aceleración del Levante en el Estrecho es debida al efecto Venturi no es consistente. El efecto Venturi establece que si un flujo se estrecha, el fluido ha de acelerarse, como por ejemplo cuando apretamos el borde de una manguera para que el agua llegue más lejos. Si el efecto Venturi fuese el responsable de la fuerza del Levante, los máximos de viento deberían de darse en la parte más cercana entre España y Marruecos, y esto no sucede.
La explicación más plausible sobre el origen del Levante está relacionada con un efecto tridimensional debido a la orografía escarpada a ambos lados del Estrecho. Las montañas producen un bloqueo del viento a niveles bajos y una canalización en la zona más baja sobre el mar, dando lugar a patrones de viento más fuertes en la salida del Estrecho.
La peculiar orografía que configura el estrecho paso entre el mar de Alborán y el océano Atlántico dan lugar al Levante, un viento que en Cádiz también es fuente de diversión. Tarifa y sus alrededores están entre los mejores lugares del mundo para disfrutar de actividades deportivas relacionadas con el viento.
El hombre y el viento
Configuración de las flotas durante la Batalla de Trafalgar, donde el viento débil del nornoroeste jugó un papel relevante. OLADELMAR
El hombre se ha servido del viento desde antaño. Conocer sus secretos ha sido fundamental para el funcionamiento de cualquier sociedad. Hasta principios del siglo XIX, con la llegada de los barcos de vapor, el viento era la mejor fuerza motriz para realizar desplazamientos de personas y bienes. También los grandes veleros eran usados en las guerras, como en la batalla que acaeció en las cercanías del tómbolo de Trafalgar, en 1805. El viento débil fue fundamental en la derrota de la Armada francoespañola en aguas gaditanas, ya que impidió maniobrar rápidamente a los grandes navíos dejándolos a merced de la flota británica.
Lejos del mar, el viento fue utilizado desde antaño para moler grano o extraer agua, como los famosos polders holandeses. Los viejos molinos han dado paso, en muchos lugares, a enormes aerogeneradores, siendo el viento una de las mayores fuentes de energía renovables. En la provincia de Cádiz, hay 73 parques eólicos. Generan una potencia que ronda los 1.400 megavatios, lo que supera la potencia generada por cualquiera de las centrales nucleares españolas.
El Parque Natural de los Alcornocales es un auténtico laberinto vegetal de espesos bosques, angostos barrancos y suaves montañas que se agolpa a modo de muralla mirando al mar entre las provincias de Cádiz y Málaga.
Conoce el Parque Natural de los Alcornocales
Se extiende desde la sierra hasta el joven Parque Natural del Estrecho, presentando gran diversidad de relieves y paisajes. Esta riqueza se refleja en todos los ámbitos: flora, fauna, climatología, historia y folklore, constituyendo un lugar ideal para visitar y disfrutar de actividades tan diversas como la recolección de setas y la práctica de deportes en la naturaleza.
El principal responsable de esta riqueza es el agua, presente en numerosos ríos, arroyos y embalses que, además de abastecer a la provincia, son aptos para la pesca y actividades recreativas. Pero sobre todo destaca la humedad proveniente de la costa, que se acumula formando bosques de niebla en valles estrechos y profundos denominados canutos. En estas condiciones se conserva una flora muy singular, perteneciente a la Era Terciaria, la Laurisilva. Se caracteriza por hojas lisas y brillantes, que aprovechan la humedad y escasa luz que dejan pasar los árboles que bordean los canutos. Así, entre el aroma del laurel, la belleza del ojaranzo en flor, elegantes durillos y acebos, se caminará por esta especie de selva, en compañía de los sonidos del mirlo acuático, el hábil martín pescador y las currucas o pinzones, que se esconden entre los helechos.
Los suelos de arenisca, que han favorecido el denso alcornocal, también albergan quejigos y roble andaluz en las zonas más húmedas. En estos bosquetes cazan las águilas calzadas, culebreras y ratoneras, además de azores, gavilanes y cárabos. En las alturas, asoman las rocas y sobre el suelo pobre aparece la herriza, denso matorral achaparrado de distintas especies adaptadas a suelos ricos en metales como el aluminio, entre las que abundan, por ejemplo, las aromáticas. En este espacio habitan la cabra montés y numerosas aves rapaces, destacando el buitre leonado, alimoche, águila perdicera, búho real y halcón peregrino.
En las zonas bajas y arcillosas aparece el acebuchal aclarado desde tiempos inmemoriales para dejar paso al pasto que alimentará el ganado típico de la zona, la vaca retinta. En las laderas, aparece el matorral mediterráneo, con jaras, brezos, cantuesos, torviscos y majuelos. Por ellos discurre el corzo morisco, autóctono y emblema de caza mayor, además del gamo, ciervo y carnívoros como ginetas, tejones y sobre todo meloncillos, con la mayor población de la península.
En un Parque tan completo y diverso, caben otras actividades, que van del montañismo en el pico del Aljibe o el Picacho; la espeleología en el enclave Ramblazo-Motillas, o el descenso de cañones en La Garganta de Buitreras, una de las pocas áreas preparadas para esta práctica de riesgo y que por su singularidad ha sido declarada Monumento Natural. Para los más tradicionales se recomiendan las rutas a caballo, como las establecidas en La Almoraima
Antes de descubriros algunas de estas rutas, haremos un repaso de lo que esconde nuestro parque.
Flora
En el Parque Natural Los Alcornocales se agrupa un conjunto de sierras donde se desarrolla, en excelente estado de conservación, el mayor alcornocal de la Península Ibérica y uno de los más importantes del mundo.
Imagen: Alfonso Pecino
El alcornoque, árbol de carácter mediterráneo, es uno de los elementos más representativos del Parque.
Excepcionales bosques en galería, formados por especies subtropicales ausentes del continente europeo, se localizan en los denominados “canutos”, valles profundos y estrechos excavados por los ríos, poblados por laurel, rododendro, avellanillo, durillo, aliso, acompañados por acebo y ejemplares de helechos poco comunes en nuestros bosques. Los alcornocales, en ocasiones, se mezclan con acebuches, quejigos, robles melojos… dependiendo de las condiciones de humedad y del tipo de sustrato. Su matorral está constituido por lentiscos, jaras, brezos, cantuesos, torviscos y majuelos, entre otras especies típicas del clima mediterráneo.
Fauna
La diversidad de ecosistemas presentes en el Parque Natural, junto a la situación geográfica tan peculiar en la cercanía del Estrecho, paso obligado de las aves en sus migraciones anuales, sientan las bases determinantes para explicar la riqueza y diversidad faunística de este espacio. Hasta 18 tipos de aves rapaces y un buen número de pequeños pájaros surcan sus cielos o se cobijan en sus tajos. Serán los anfibios y reptiles, la mitad de los que contabiliza la Península Ibérica, y 11 tipos de murciélagos ocultos en sus grutas los que también tengan gran protagonismo. Mientras que las cumbres son territorio de la cabra montés, los bosques participan de la presencia del corzo morisco, su duende, que comparte hábitat con ginetas, tejones y meloncillos.
Imagen: Lagarto ocelado (lacerta lepida)
Recursos y aprovechamiento del Parque Natural
El Parque cuenta con una relevante cantidad de recursos tanto naturales como de patrimonio histórico. La existencia de estos recursos ha permitido tradicionalmente el desarrollo de distintas actividades económicas, como las silvícolas, recolectivas, ganaderas o cinegéticas que explican que la presencia humana en la zona haya sido muy notable desde tiempos prehistóricos.
El aprovechamiento tradicional por excelencia de los recursos del Parque Natural lo constituye la extracción de corcho. Se estima que en la zona se producen 26.000 Tm de corcho húmedo al año.
Su uso estuvo relacionado desde antaño con la artesanía comarcal (elaboración de colmenas, raseras etc.), y no es hasta el segundo tercio del pasado siglo cuando comienza su extracción intensiva y planificada, la cual vino motivada por la demanda de la industria vitivinícola.
Descorche es el nombre que reciben las operaciones necesarias para la extracción del corcho, las cuales se llevan a cabo desde el mes de junio hasta mediados de agosto.
Imagen: Descorche del alcornoque
Además en el área existen gran cantidad de zonas aptas para la explotación ganadera. Entre las razas existentes en el parque destaca la vaca retinta, raza autóctona perfectamente adaptada a la zona y cuya puesta en valor puede ser interesante. También existen algunas ganaderías de toros de lidia.
Imagen: Vaca retinta, raza autóctona de la sierra de Cádiz
Aunque estos son los recursos más importantes existen otros destacables como la obtención de leña y el aprovechamiento de las piñas cuyo fruto, el piñón, está tan valorado en confitería y cuya exportación a Italia y Estados Unidos supone una fuente de ingresos importante.
Existe también una actividad importante entorno a la apicultura, al aprovechamiento del brezo y de las setas, siendo esta última una de las actividades más novedosas de la zona. Por último destacaremos la recolección de plantas aromáticas y medicinales destinadas al consumo gastronómico como el laurel o el orégano; recolección de productos silvestres como espárragos, tagarninas, caracoles, higos, entre otros.
La recolección de setas supone una de las actividades con más auge en la zona.
Imagen: Ayuntamiento de Los Barrios.
Rutas, caminos y senderos
Dentro del parque se pueden descubrir muchos parajes, cercanos a Tarifa, donde por ejemplo existen “El Bosque de la Niebla”, “El Río de la Miel” o “La Garganta del Capitán” como “lugares estrella” donde además, podremos encontrar alguna “pocita” para darnos un refrescante baño o ya para esto esperarnos para realizarlo en las cercanas aguas del “Estrecho de Gibraltar”.
El “Parque Natural de Los Alcornocales” también ofrece muchos aspectos etnográficos, en esta época del verano entrante, podemos encontrar “El Descorche” o ya entrando el otoño, primero “La Berrea” continuando con otras joyas de parque como son las setas y las “Jornadas Micológicas” que se desarrollan en temporada.
A lo largo de varios meses iremos descubriendo de la mano de Mundo Posibilidades diferentes rutas, adaptadas para todo tipo de actividades y edades, está en vuestra mano decidir cuál!
En Junio os hablaremos de un sendero precioso; “El sendero Del Bosque de la Niebla”.
El Bosque de la Niebla es uno de los lugares en esencia más interesantes y curioso para realizar senderismo en el Parque Natural de Los Alcornocales…
Nuestro recorrido se adentra en los umbríos bosques de la sierras de Algeciras y Tarifa, único bosque de Laurisilva del sur peninsular donde se encuentran formaciones forestales únicas de especies subtropicales.
Al sendero se accede por del Área Recreativa El Bujeo desde donde comenzaremos este Sendero.
El primer tramo nos dirigirá también al posible Sendero del Río Guadalmesí, pero hoy buscamos unas Sensaciones a mayor Altitud.
Ascenderemos por “El Bosque de la Niebla”, completísimo Lugar con Esencia totalmente recomendable para toda la familia donde una de las frases más escuchada es… -“Parece un Bosque de hadas y duendes”.
A medida que vayamos caminando, nos iremos introduciendo en un extraño quejigal de quejigos enanos que es la mejor representación del bosque de niebla, característico de esta zona, constituyendo una de las mayores manchas forestales de la Península Ibérica. Los Bosques de niebla que dan nombre a esta ruta además de esos quejigos enanos está formado por el bosque de laurisilva, Rododendros (ojaranzos), avellanillos, laureles, durillos, acebos, helechos subtropicales, y otras muchas especies de menor interés.
Al llegar próximos a la carretera nacional nos dirigimos a nuestro punto de partida en El Pelayo paralelos a la carretera por una zona de menor importancia botánica.
Más adelante, cogeremos una bifurcación que nos llevará por una Vereda donde sentiremos el Senderismo en su máximo apogeo entre Alcornoques y con el acompañamiento sonoro que ofrece el citado Río Guadalmesí en su vertiente superior o los cánticos de los pájaros que habita la zona.
Un bonito Sendero que ascenderemos con tranquilidad para disfrutar y poder embriagarnos en la naturaleza reinante en este punto del Parque Natural de Los Alcornocales a la vez que no se duda que “conectaremos” con “La Madre Tierra”.
No dudéis que esta, es una Completa Visita con Sustancia donde nos esperan como Lugares con Esencia como el Bosque de la Niebla con sus Arboles envueltos en Musgo donde podremos incluso imaginar que agustito vivirían incluso los Gnomos, Hadas o Ninfas y donde seguro encontraremos las Sensaciones que hace tiempo parecieron olvidadas.
Imagen: Puerto del Viento
Continuando el Sendero, comenzaremos el descenso por el “Puerto del Viento” que nos deleitará esta parte del senderismo por el Parque Natural de Los Alcornocales con “los pinos tumbados al viento”. No dudo que una vez más, volveremos a cruzarnos con varios animales que pastarán plácidamente por la zona mientras nos dirigimos hacia nuestro punto de partida para concluir nuestro paseo
Llegamos ya a la “Zona del Bujeo” dando por finalizado este Sendero donde sentiremos haber Aprovechado de una Manera Diferente Nuestro Tiempo Libre.
Imagen: Ruta Bosque de Niebla
Para nuestros socios; En nuestra sección de El Estrecho encontrareis la agenda que propone Mundo Posibilidades para Julio y una oferta exclusiva para nuestros Socios para quienes deseéis ir descubriendo poco a poco todo lo que esconde nuestro Parque (los socios del Club de la Conservera podrán benificiarse de un 20% de descuento). Ir a la entrada
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